194 Aniversario de Villa Nueva - Por Belén Fraccarolli

De gauchos y fantasmas

Tantos días y tantas noches recorriendo las calles de nuestra antigua ciudad, que a la orilla del río Ctalamochita en época de carretas don Juan de Miranda en el 58, con tan solo una estancia, la vino a crear.

 Tierra labrada por ranqueles y pampas que por el actual puente negro, el tren vio pasar.

Calendarios ansiosos por el 9 de febrero donde los incansables domadores y los inigualables ejemplares equinos se lucían en nuestro amado Parque Hipólito Yrigoyen. Donde hoy juegos y cuarteto suenan sin cesar.

Compases de carnavales al aire. Purpurina y lentejuelas eran hallados por doquier durante meses para ser lucidos entre risas y espuma en la avenida Carranza.

Tantos amores bendecidos y niños bautizados por el padre Luque y el padre Salvato, personajes inolvidables que aun se nombran cada tanto.

 Y cómo olvidarme de mis raíces partidarias de un famoso apellido... Piedecasas. Los más viejos famosos por sus chacinados y que alguna vez abrazaron la más grande chancha. Y el más joven de ellos que se paseaba en su yegua la Paraguaya.

Desfiles de tropillas, estudiantes, gauchos, y oficiales en el frío julio por la famosa calle Belgrano sosteniendo nuestro emblema patrio.

Horas de sueño perdidas por no poder unir los párpados. Extremidades temblorosas al contar entre compas la historia de las “tumbas paradas” que se alejan en el cementerio más viejo.

Folclore del bueno, asados y bochas. Atahualpa revive en cada fogón de scout y guitarreadas con payadas.

Manos callosas, bombachas gauchas y alpargatas sin prisa que aun hoy se resisten a desaparecer.

Tanta anécdotas, tantos recuerdos, esa es nuestra amada Villa Nueva que en el corazón llevo.

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