Sin perspectiva de género en los medios ni paridad no habrá comunicación igualitaria

Escribe: Rosana Calneggia,
secretaria Gremial Cispren Villa María

Desde el Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Córdoba hemos inscripto el paro nacional de mujeres para este 8M en consonancia con todo el movimiento feminista a nivel internacional, con reclamos de género y clase, pero puntualizando en nuestra actividad, la comunicación, que además ha sido declarada esencial durante la pandemia del COVID 19

Estamos convencidas que no existe comunicación igualitaria sin perspectiva de género, ni equidad en el trabajo de los medios de comunicación, sin paridad entre mujeres y varones, además del cupo travesti-trans.

Cuando recordamos la lucha de las mujeres norteamericanas de principios del siglo 20, que dieron su vida por iguales salarios que los varones y jornadas laborales de 8 horas, sentimos que las trabajadoras si bien hemos avanzado en derechos, seguimos aun bregando por aquellas viejas reivindicaciones.

Particularizando en el campo de las comunicaciones y en los medios, tanto públicos como privados, tenemos mucho para decir.

Seguimos reclamando:

  • Igual remuneración por igual tarea.
  • Respeto a la jornada laboral de 6 horas establecida por nuestra legislación protectoria.
  • Urgente abordaje transversal de la información con perspectiva de género, no sólo para las trabajadoras mujeres sino también para los trabajadores varones.
  • Paridad en el acceso a los medios de comunicación.
  • Jerarquización de nuestras tareas en igualdad de condiciones con los varones.
  • Diversificación de la labor periodística: Las mujeres generalmente somos asignadas a secciones “feminizadas”. Estamos en condiciones de escribir sobre política, economía, justicia, policía, ciencia; no sólo sobre sociedad o género. O únicamente abordar las secciones judiciales o policiales ante los casos de violencia machista.
  • Editoras de género con una labor transversal y una construcción colectiva junto al resto de las/los y les pares
  • Diversificación de las fuentes, que son mayoritariamente masculinas
  • Efectivización del Protocolo en Prevención de Violencia de Género presentado por el Cispren para las empresas periodísticas.
  • Licencias especiales por violencia de género.

 

Antes de la pandemia, un informe aproximado de acuerdo al relevamiento de los sindicatos de prensa de todo el país sobre los medios tradicionales, indicaba que las trabajadoras mujeres no llegábamos a ocupar el 30% de los puestos de trabajo registrados. Es decir, apenas 3 de cada 10.

En ese raconto no estaban incluidas las trabajadoras precarizadas ni las de los medios autogestionados. Por lo que podemos concluir que la asimetría es aún más profunda.

Pensar en más mujeres o en personas que se autoperciben mujeres en las empresas periodísticas es pensar en una comunicación igualitaria, en una diversificación de la palabra, ni más ni menos que en una democratización de la comunicación.

¿Cómo quedamos las trabajadoras en la pandemia?

La pandemia nos atravesó a todes, pero hizo estragos en las trabajadoras mujeres, incluidas las de la comunicación.

La asimetría aquí se profundizó de manera alarmante, porque las trabajadoras duplicamos o triplicamos la jornada laboral, debido a la injusta distribución de las tareas de cuidado.

Muchas compañeras precarizadas inclusive no tuvieron opción entre salir a trabajar o hacerse cargo solas de las tareas del hogar, además de cuidar a hijas/hijos e hijes, madres, padres o personas enfermas y quedaron excluidas del mercado laboral.

Otras debieron adaptarse al teletrabajo, lo que implicó trabajar a destajo, con la computadora y el celular abiertos todo el día, mientras hacían la comida, revisaban la tarea de sus hijes o atendían a las personas enfermas y adultas mayores a su cargo.

En ese sentido hablamos de esa triple carga laboral, donde dos tercios de la misma no son reconocidas ni remuneradas, pero vinieron a profundizar notoriamente la injusticia social hacia nosotras.

Por otra parte, las trabajadoras de prensa que debían salir a las calles: cronistas, camarógrafas, fotógrafas han expuesto su vida y pese a la declaración de la comunicación como servicio esencial, no fueron incluidas- ni los varones- en el plan estratégico de vacunación para la prevención del Covid-19.

Para cerrar, de acuerdo a datos de la ONG Grow (Género y Trabajo) sólo el 23% de las mujeres en Argentina se encuentran registradas como trabajadoras. Este dato contrasta con la información oficial que indicó en los primeros tramos del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) que el 60% de las beneficiarias eran mujeres.

No se puede pensar en una sociedad más justa con cifras que muestran acabadamente que las mujeres seguimos siendo las más postergadas y las más empobrecidas.

Por eso sostenemos desde el Cispren que, sin equidad de género, sin igual remuneración por similar tarea y sin valorización/distribución del cuidado, no habrá justicia social.

Y reiteramos que, sin perspectiva de género ni acceso igualitario a los medios, no existe comunicación democrática.

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