Cree que en la primavera se podrá volver a trabajar, con todos los protocolos

Organizador de eventos desde 2010, a David Torletti la pandemia de coronavirus le modificó sustancialmente su exitosa carrera. “Hicimos el último evento el 13 de marzo de 2020 y tuvimos que suspender una boda el 14 de marzo con todo armado”, recordó. Es que en esa instancia comenzaron las medidas sanitarias, que se hicieron muy rigurosas desde el 20 de marzo, cuando se inició la cuarentena en todo el país, decidida con la intención de reducir la propagación del virus.

En ese contexto, inesperadamente, quien hacía ya varios años se había transformado en sinónimo de organización de eventos en la ciudad arrancó un parate que se extendió hasta el 31 de diciembre, cuando en las horas finales del año marcado por el coronavirus diseñó una fiesta de casamiento.

“Venía de seis años de mucho laburo”, repasó, en relación a los múltiples encuentros que digitó: cumpleaños de 15, bautismos, inauguraciones de locales o actividades empresariales y bodas, que es lo que más ama organizar, porque “el hecho de que dos personas se puedan elegir genera una emoción constante”.

Ante la imposibilidad de desarrollar lo que le gustó desde niño, y que lo lleva a reunirse “unas 25 o 30 veces con los clientes” a la hora de diseñar un evento, se abocó por completo a la salud pública, trabajando largas jornadas en el Hospital Regional Pasteur, en donde se desempeña en la Enfermería de Pediatría.

“Me dediqué de lleno al Hospital y me gustó el desafío. Nunca habíamos vivido una pandemia”, dijo y dio detalles de lo que fueron esos duros meses en la órbita de salud.

En la entrevista, Torletti se lamentó por la larga restricción de actividades que hubo en 2020. “Se cerraron muchas puertas y la gente lo pasó muy mal, hubo personas que se tuvieron que deshacer de sus equipos mientras que los gobiernos en ninguno de sus niveles dieron alguna solución. Solo nos escuchaban y nos pedían protocolos. Presentamos muchísimas ideas y las respuestas siempre fueron negativas”, declaró.

Evaluó que “mayo, junio y julio serán complicados para la pandemia, pero en agosto hay que ir por la apertura de todo”. Cree que en la primavera se podrá volver a trabajar, porque espera que haya un alto porcentaje de personas vacunadas y, en ese marco, considera que “tiene que entrar en juego la responsabilidad individual”.

“Tengo un sueldo y tenía ahorros que me los comí casi todos. Si cerraba, dejaba a dos personas sin trabajo”, contó respecto al trance que atravesó en 2020. “Ahora es arrancar de nuevo. Creo que hay que decir basta a los ‘no’, al tener un ‘no’ aparece lo clandestino y allí están los focos, porque no hay protocolo de nada”, evaluó.

Expresó que “vamos hacia el 100% de apertura, pero con protocolo y con gente que controle los protocolos”.

En este sentido, estimó que “por dos años no volveremos a la normalidad que conocíamos, entonces hay que aprender a convivir con esto, y eso no implica estar encerrados, sino modificar conductas. No se puede parar un país”.

“El virus afecta a la totalidad de la población, pero los más perjudicados son las personas que presentan patologías de base, entonces cuidemos a esa gente, por algo son grupos prioritarios en la vacunación”, manifestó.

Desde su retorno a la profesión, al final de 2020, motorizó pocos eventos, como un casamiento para 70 personas al aire libre en el patio de un hotel (“fue una ceremonia muy linda, con cena con protocolo, mesa de seis, barbijos”) o un cumple de 15 en febrero y una boda reciente, que no dejaron ningún contagiado.

Muchas posibilidades de eventos no hay, “porque el cliente quiere que sea con baile” y “la inversión es muy alta” como para que no exista esa opción. Por eso, David cree que habrá que esperar hasta agosto o septiembre próximos para volver de lleno a lo que siempre lo atrajo, mediante el cumplimiento de todas las medidas de bioseguridad.