1 DE MAYO - DIA DEL TRABAJADOR - LUIS LOPEZ/Sonidista

“Los técnicos siempre nos arremangamos”

Luis López volvió a casa justo antes de que iniciaran las medidas restrictivas por el aislamiento social obligatorio por la pandemia de COVID-19. Primero fueron 15 días, un descanso después de la gira con Abel Pintos y otros festivales, pero todo se extendió y los ingresos económicos se frenaron

Nosotros siempre vivimos de la música. Pensé en largar todo. Vender los equipos y dedicarme a otra cosa, pero... Mi abuelo era músico, mi padre era músico y logró con eso construir nuestra casa en barrio San Martín, donde hoy vive mi hermano. Somos esto. Los López siempre fuimos así”, dijo Luis López.

Sonidista y referente en la ciudad, es operador técnico en sonido del consagrado Abel Pintos, en “todo lo que suena en vivo” y en cada espectáculo.

 Luisito -así lo conocen todos- repasó el último año y contó cómo lo afectó la pandemia de COVID-19. Para López y los suyos, “los primeros 15 días los tomamos como un descanso tras muchos años de no descansar, pero después nos empezó a preocupar”. Recordó que “el 8 de marzo habíamos terminado la gira con Abel Pintos en Dolores (Buenos Aires) en el Festival de la Guitarra, con más de 40 presentaciones de una gira que comenzó en noviembre (2019). Nos vinimos a Villa María, todo normal, supuestamente hasta septiembre, y a esperar noticias del disco nuevo de Abel, “El amor en mi vida”, que se grababa en mayo del año pasado (saldrá ahora), más “Universo paralelo”, un sinfónico que lo hicimos en el Arena Movistar de Villa Crespo (Buenos Aires)”. A esas presentaciones de Pintos, López sumó algunas más con Raly Barrionuevo y con Facundo Toro.

Esos ingresos se constituyen de vital importancia para los meses subsiguientes y se complementan con trabajos en espacios locales como el Teatro Verdi (donde es permanente) y con actuaciones locales y regionales, hasta que se reactiven los grandes espectáculos, recitales y giras.

Sin embargo, nada sucedió como esperaban: “Todo cambió. Comenzamos a ver y tratar de generar y propusimos un ciclo de shows por streaming, de donde resultó ‘Hecho en Villa María’, de la mano de AERCA (Asociación de Empresarios de la Región Centro Argentina), que fue un gran apoyo, lo mismo que de la Universidad Nacional de Villa María, con Luis Negretti (el rector) y Gabriela Redondo (Instituto de Extensión), donde nos permitieron montar todo. Allí se presentaron artistas locales, y en ese marco también López valoró que “Valeria Suárez (Inspecciones Generales de la Municipalidad de Villa María) se jugó y nos autorizó poder llevar adelante esta movida”.

“De marzo pasamos a abril y así hasta agosto, cuando comenzamos a hacer los show por streaming”, explicó.

De entre las malas, a mediados de abril recibió el llamado de Abel Pintos para marcarle “que no debía esperar pasarlo mal” y les envió una ayuda económica importante, que “además alimenta el ánimo”. Además, hubo dos trabajos por los que recibió su parte, a pesar de no poder viajar.

Para el año, otra de las pocas “alegrías” para Luis fueron la presentación de “las Arrasa Como Topadora en el cumpleaños 90 de AERCA, que pudimos hacer en la sede de la institución y más adelante la sinfónica, con 25 músicos y no los 63, pero así cumplimos los protocolos”, insistió.

En 2020 otras propuestas surgieron, a pesar de que se hicieron esperar.

 

No fueron 15 días

“Los primeros 15 días los tomamos con cierta normalidad. Después vimos que no iban a ser ni 15 ni 30 días... Con el paso de los meses nos fuimos convenciendo de que no vamos a volver hasta 2022. Y no quiero ser pesimista”, lamentó López.

También afirmó que “hasta hubo gente que se fue del rubro por la crisis que generó para los trabajadores del sector esta pandemia”. Destacó que se trata de “técnicos de muchos años en esto, con trayectoria”.

“Los técnicos siempre nos arremangamos, nos fuimos rebuscando y pasando laburos. Estoy en un circuito nacional donde nos preocupamos por el otro”, sostuvo.

En cuanto a la modalidad streaming, afirmó que “la gente lo ve al show, pero está claro que no les atrae... Es como que necesitan estar ahí, tener un contacto”.

 

Pan y pizza

“Gracias al vecino me puse a vender panes y pizza”, contó en otro pasaje Luis, quien además estuvo produciendo muebles para la casa propia en los primeros meses de la “cuarentena”.

Narró que “un día el vecino me vió con un delantal puesto y me preguntó lo que estaba haciendo. Le regalé un pan casero y después le llevé unas pizzas. Ahí nomás me quiso comprar. Me exigió que se las vendiera, y luego siguieron en el barrio (Valle Escondido), a través del grupo de WhatsApp. Así que salimos con mi pareja a comprar harina y unas 30 cajas, para entregar la producción, pero no nos alcanzaron”, celebra.

Luis y su pareja tienen bien presente que “era un domingo” y todavía continúan con esa producción.

 

Vender todo

“Llegamos a analizar vender todo... o algunos equipos, pero hacía unos meses que había invertido y después eso no se recupera más... Hay que aguantar el cimbronazo”, marcó.

Contó con dolor que a fin del año 2020 dejó “de pagar Unicef, un aporte que uno hace desde la familia, porque sé que hay otros que están peor”.

López tenía para el mayo que inicia “proyectados 32 shows con Abel, de los cuales 24 estaban confirmados, todos en la Usina del Arte y con 500 personas en la sala, pero todo fue suspendido” a partir de las nuevas medidas restrictivas.

La temporada de verano que pasó (entre febrero y marzo), López trabajó con Abel en 10 espectáculos repartidos en Salta y Tucumán, otros cinco en Rosario, tres en ciudad de Córdoba y dos en Santa Fe, con la modalidad de aforo reducido para cumplir los protocolos sanitarios.

Detalló el caso de la cordobesa Plaza de la Música (ex-Vieja Usina), donde la capacidad de 1.500 personas se reduce a 1.080 por el aforo, lo que rescata como “lugares donde se cumple el protocolo a rajatabla y donde se podría trabajar”.

Ejemplificó que “hoy en Villa María el teatro está bien hecho”, dijo sobre las presentaciones realizadas en el Verdi. Y apuntó que “el problema es que se cancela donde se cumplen los protocolos y se controla”.

Reconoció que “existe un ajuste respecto a trabajar con lo que hay, porque no se pueden realizar grandes inversiones”.

“Me vi como un desocupado, pero me planté en que no me va a llevar por delante”, cerró.

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