Día de la Mujer - #8M- La actualidad laboral en el mundo y en nuestro país

“A medida que se asciende en la escala de poder hay más hombres que mujeres”

La politóloga María Lasa realizó un análisis del escenario en el que se desarrollan actualmente las mujeres trabajadoras. La brecha salarial, las diferencias en cuanto a oportunidades y los obstáculos para acceder a posiciones jerárquicas fueron algunos de los tópicos abordados

La lucha de las mujeres por la igualdad de derechos y oportunidades ha tenido sus conquistas a lo largo de los años, pero el escenario lejos está de ser parejo al de los hombres. La brecha salarial, las diferencias en las oportunidades y los obstáculos para acceder a posiciones jerárquicas son algunos de los tópicos que siguen vigentes en el mundo laboral.

El Diario consultó sobre estas problemáticas a la politóloga María Lasa, quien abordó la actualidad profesional y las diferencias existentes entre hombres y mujeres. En ese sentido, relató que en lo que respecta a cargos jerárquicos y quienes los ocupan “no hay paridad de género, son los varones los que se posicionan en los altos rangos”.

Para tal afirmación, Lasa se valió del último informe publicado en enero de este año por la ONU Mujeres, el área de las Naciones Unidas encargada de analizar políticas de género en todo el mundo. El estudio reveló que la representación de las mujeres “es insuficiente en todos los niveles de toma de decisiones del mundo. De los 192 países que forman parte de la ONU, solo 22 tienen a mujeres como jefas de Estado o de Gobierno y 119 países nunca han sido presididos por mujeres”.

En cuanto a los cargos en cámaras o parlamentos, el análisis demostró que “únicamente el 25% de los escaños parlamentarios nacionales están ocupados por mujeres. Apenas cuatro países cuentan con el 50% de representación de mujeres en las cámaras bajas o únicas de los parlamentos, mientras que otros 19 países han alcanzado o superado el 40%”. A su vez, destacó que “más de dos tercios de dichos países han implementado cuotas de género, lo que impulsó el espacio para la participación política de las mujeres en los parlamentos nacionales”.

Ante este panorama, la politóloga planteó que “en las cámaras y los parlamentos hay más equidad por cuotas de género, pero hay quienes señalan que esto es así porque el verdadero poder no reside allí, sino en los ejecutivos, sobre todo en el contexto de países presidencialistas. Entonces, se decide implementar la equidad de género donde no necesariamente se toman las decisiones, es decir, donde se toman las decisiones hay hombres”.

“En nuestro país tenemos equidad de género en las cámaras, pero definitivamente no en el Ejecutivo. Del total de presidentes que hemos tenido, solo dos fueron mujeres”, remarcó.

Tras consultarle acerca de la desproporcionalidad que se observa en la relación de paridad de género y los puestos jerárquicos, a medida que estos aumentan de nivel, Lasa comentó que “a medida que se ascienden los cargos se vislumbra a más hombres ocupándolos”.

“Una anécdota personal respecto a esto me ocurrió en 2012 cuando asistí al programa The German Marshall Fund Of United States,  un fondo de cooperación entre Europa y Estados Unidos donde organizan una reunión anual de jóvenes líderes de todo el mundo y el Banco Mundial me postuló para participar. Allí, Wendy Sherman, que era en ese momento la número tres del departamento de Estado, superactiva en políticas de género y fue una de las oradoras, lo primero que dijo fue: ‘Ver a esta audiencia me genera sentimientos encontrados, por un lado me pone muy contenta porque hay muchas mujeres, pero, por otro lado, me hace pensar que todas ustedes tienen menos de 30 años y que probablemente si yo sacara esta foto con más de 30 o 35 años, la mayoría de los presentes serían hombres’”, relató Lasa.

En ese marco, indicó: “Se estaba refiriendo a que a medida que se asciende en la escala de poder hay más hombres que mujeres y esto ocurre por distintas razones. Una está vinculada con la maternidad junto a un montón de roles del ámbito privado que son asumidos por mujeres y eso, obviamente, quita tiempo”. A su vez, también entra en juego “la autoconfianza de las mujeres”, estableció y agregó: “El saber o convencernos que podemos asumir roles de liderazgo y estar en esos roles”.

 

Techo de hormigón

Habitualmente, para abordar los impedimentos del ascenso laboral de las mujeres dentro de las organizaciones se utiliza el concepto de techo de cristal. Sin embargo, Lasa señaló: “El techo de cristal es una noción que me gusta y no me gusta porque hace referencia a limitaciones ocultas, veladas o difíciles de detectar para el ascenso de las mujeres o la equidad de género. Y la realidad es que este techo es bien evidente, por lo que hablaría de techo de hormigón, es decir, no hay lugar a interpretaciones, sino que hay datos y hechos”.

“Para medir ese techo hay distintos indicadores, uno es el que dije previamente: las mujeres no llegan a cargos ejecutivos y llegan a cargos legislativos por leyes que obligan a ese fin”, puntualizó y continuó: “La brecha salarial es otro indicador muy fuerte. En Argentina, las mujeres ganan 27% menos que los varones en promedio general”.

Asimismo, “la participación de las mujeres en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM) es otro indicador muy fuerte. Solo el 12% de las mujeres estudian estas carreras, lo cual termina retroalimentando las disparidades y la descompensación salarial”, argumentó.

“Actualmente, hay un techo de hormigón, esto es algo bien patente. La realidad es que en la mayoría de las sociedades hay más o menos 51% de mujeres y 49% de hombres, si uno saca la muestra representativa de esa sociedad los cargos deberían estar distribuidos de la misma forma, pero el hecho de que no lo estén habla claramente de una distorsión en el reparto de poder en una sociedad y del techo de hormigón”, apuntó la politóloga.

 

Congruencia de roles

Por otra parte, Lasa afirmó que no son iguales las exigencias que el ámbito laboral le solicita al hombre y a la mujer para un determinado puesto de trabajo. “Esto ya ha sido probado científicamente. Hay varios estudios hechos al respecto, sobre todo aquellos que empezaron en  1980 con la Teoría de la Congruencia de Roles, que habla de los estereotipos de género”, expuso y prosiguió: “A partir de este estudio, a una persona que es mujer o percibida como mujer se le asocian determinados estereotipos y roles que debe tener, lo mismo ocurre si esa persona es varón. Por ejemplo, un estereotipo de las mujeres es que debemos ser más empáticas y dulces, entonces un rol habitual sería el de cuidadora o un rol en un Ministerio de Desarrollo Social, pero no un rol en el Ministerio de Defensa, porque allí acontece una incongruencia de rol”. “La teoría indica que buscamos todo el tiempo generar congruencia entre el estereotipo de un determinado género y el rol que esa persona desempeña en la sociedad. Entonces, se descubrió que había prejuicios contra las mujeres que desempeñaban roles de liderazgo porque estos se perciben como roles de asertividad, de ser autónomo y bajar órdenes y direcciones, algo que no se correspondía con el rol del género femenino,  es decir, había incongruencias entre una mujer siendo líder, se generaba disonancia cognitiva y se las valoraba distinto que a los hombres”, manifestó.

 

Un problema estructural

En cuanto a la paridad de género, Lasa precisó que “es un problema estructural y, aunque las capacitaciones en torno a esto no resuelven el conflicto, sí contribuyen”.

“Por ejemplo, la Ley Micaela está dirigida fundamentalmente a capacitar a funcionarios del Estado que deben entregar bienes y servicios y a la burocracia estatal que debe administrar justicia. Entonces, si durante esas tareas hay sesgos de género que no permiten el acceso e igualdad para todos, entonces claramente hay una problemática que se debe corregir”, opinó y agregó: “Las capacitaciones ayudan a esa corrección, o sea a prevenir sesgos para que se garantice el igual acceso a bienes y servicios públicos que brinda el Estado y a la administración de la justicia”.

Por último, en referencia a la Ley de Paridad de Género, Lasa declaró: “Estoy muy a favor porque me parece que viene a enmendar reglas injustas de la gestión de la democracia, donde las mujeres hemos estado históricamente excluidas, en la Argentina hasta hace 70 años. Si en una democracia las mujeres no somos parte del proceso legislativo que decide las leyes que todos vamos a tener que acatar, entonces es una democracia mentirosa, porque no está canalizando las demandas del 51% de la población. Desde ese punto de vista, estoy muy a favor de la Ley de Paridad de Género y de otras leyes eventuales que puedan surgir en el futuro o que ya han surgido en otros países que son mecanismos correctivos de estructuras que vienen segmentadas históricamente y que hay que pulirlas porque son injustas”.

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