Cristina Serri (62), bancaria jubilada

“No podía pasar ni por la esquina del banco”

Nació en San Marcos Sud y a los 25 años se vino a Villa María para ingresar al Banco Social, entidad que en 1998 fue absorbida por el Banco de Córdoba, en el que se desempeñó durante 35 años hasta jubilarse

“Llega el día en que te vas, dejás de cumplir horarios y en algún punto sentís que no servís más… Gente a la que atendías todos los días te ve en la calle y no te saluda o te cruza y te dice ‘Disculpá, no te conocí’. Hasta se hace una barrera con algunos de los que fueron tus compañeros, claro que no con todos, porque como en cada lugar, en cada empresa, la que sea, siempre hay personas que fueron más allegadas que otras”. Las palabras de Cristina tienen un sabor amargo. Se endulzan cuando habla de su familia y de los afectos: “No todos tienen la suerte de tener un hijo a quien ayudar con las tareas y correr después juntos al colegio, un marido con quien compartir las cosas que nos pasan, lo que sentimos”.

“Empecé a hacer algunas cosas, a ponerme algunos horarios para sentirme útil… Ir a gimnasia, salir de tanto en tanto con las amigas; ahora, por ejemplo, estoy dando una mano en la parte administrativa de la Sociedad Italiana, porque realmente fue duro ese primer tiempo posterior a la jubilación. Los primeros meses no podía pasar ni por la esquina del banco…”. Contundente.

Aunque ella da a entender que la jubilación comienza un poco antes del último día de trabajo. “Hay un momento en el que cometés un error, te equivocás en algo o aparece alguna nueva operación que te lleva más tiempo entender. Entonces, si sos responsable, te sentís mal. Además, en algunos casos los chicos jóvenes te hacen sentir que sos vieja”, comenta.

“He llorado tanto… Ahora ya pasó algo más de tiempo y si voy al banco como clienta no me siento mal. Ya pasó”, completa la mujer rubia que nos atendía amablemente en la puerta principal de la sucursal Villa María centro (y nos acompañaba hasta el cajero automático cuando algo salía mal).

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