Antonio Sarmiento (82), empleado de comercio jubilado

“Sigo, hay que seguir…”

Vino de Ticino a Villa María a los 12 años, porque allá no había colegio secundario. Trabajó en una tintorería, en una bicicletería, en una semillería… Y no sufrió al momento de jubilarse porque…

El presidente de la Subcomisión de Jubilados Segundo Castro del Centro de Empleados de Comercio tiene una memoria prodigiosa. Recuerda cada uno de los establecimientos en los cuales trabajó, el tiempo que pasó en cada uno de ellos, detalles, anécdotas…

“Cuando nací era presidente de la Nación, Ramón J. Castillo. Lo destituyó Edelmiro J. Farrel, con quien comenzó a tomar protagonismo Perón, porque era coronel. Mi padre era demócrata y se hizo peronista. Se desempeñaba como tasador rural y urbano para Rentas de la Provincia de Córdoba y se quedó en Ticino, cuando vinimos a Villa María para que yo hiciera la secundaria. La hice en el Colegio Nacional, cuando estaba al lado de la Catedral”, relata.

Luego enumera puntillosamente sus antecedentes laborales: “la Tintorería 9 de Julio, de Pío Sixto Baradello, donde lavábamos la ropa del Hospital Ferroviario; la Bicicletería El Pedal, de Aldo Roberto Dono, donde me encargaba de armar las bicis que llegaban desarmadas; la Semillería Osvaldo Flores y Compañía, donde estuve ocho años seleccionando semillas de alfalfa y luego fui cobrador; Fiat Leone, donde trabajé como administrativo, archivista y terminé haciendo trámites de gestoría del automotor, con matrícula obtenida luego de rendir en Río Cuarto…”.

Cuando llegamos al tema de la jubilación, detiene un poco el ritmo de la narración. “Y… sí, yo sigo; hay que seguir… todos deberían seguir adelante. Pero veo a muchos achacados, caminando lento o sentados en la plaza mirando la vida que les pasa por delante”.

“Acá, en la Subcomisión, organizábamos viajes y los invitábamos a todos. Uno no venía porque no tenía con quién dejar el perro, el otro por otra cosa. No era por falta de plata, porque había muchísimas cuotas y facilidades, pero se fue perdiendo. Otros venían a leer el diario y tomarse un cafecito gratis, a charlar, que son cosas que hacen bien. Lo vamos a relanzar, siempre lo estamos relanzando todo para ver si se prenden, porque lo peor de la jubilación es quedarse quieto”, sostiene y lo expresa con convicción.

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