La nutrición y el cáncer de mama, un abordaje interdisciplinario

¿Por qué es tan importante?

El Colegio Profesional de Kinesiólogos y Fisioterapeutas de Córdoba, Regional I Villa María, concientiza en el octubre Rosa sobre el trabajo en equipo con profesionales de la salud durante el tratamiento en pacientes con cáncer de mama

Escribe Jésica Engelhardt
Lic. en Nutrición MP 3.210

En Argentina, según las estimaciones de incidencia del Observatorio Global de Cáncer de la OMS, el cáncer de mama es el de mayor magnitud en cuanto a ocurrencia, representa el 17% de todos los tumores malignos y casi un tercio de los cánceres femeninos.

Los principales factores que inciden en la aparición del cáncer de mama son el sexo, la edad y los antecedentes familiares, ninguno de los cuales puede prevenirse o evitarse. A través de una alimentación saludable podemos evitar ciertos factores como el sobrepeso y la obesidad, que aumentan la posibilidad de desarrollar la enfermedad. Sin embargo, es fundamental que las mujeres consulten de manera frecuente a su médico y realicen los estudios de control. La detección temprana del cáncer de mama a través de los chequeos médicos y el diagnóstico por imágenes es la principal herramienta para luchar contra la enfermedad.

Dentro de los hábitos alimentarios adecuados es importante:

- Elegir alimentos orgánicos, es decir sin pesticidas, insecticidas ni fertilizantes químicos, como también carnes, aves de corral, huevos y productos lácteos criados o producidos sin antibióticos ni hormonas del crecimiento, y alimentados con granos y otros alimentos orgánicos. Cuanto más natural es el alimento, menos tóxico es para el organismo, y de esa manera el cuerpo queda menos expuesto a los carcinógenos y otras sustancias químicas que puedan resultar perjudiciales para la salud.

- Seleccionar verduras de hoja verde, como también calabaza, tomate, brócoli, repollo, zapallo y legumbres, frutas frescas, principalmente frutas cítricas, rojas y duraznos.

- Elija alimentos que contengan grasas saludables, pescados como el salmón, sardina, bacalao, atún; frutos secos (nueces, almendras), semillas (chía, lino, calabaza, etcétera) y aceites como el de oliva, canola.

- Mantener un peso saludable. Un aumento del índice de masa corporal mayor a 25 está relacionado en forma directa con el desarrollo de la enfermedad o la reaparición de la misma. El aumento del tejido adiposo induce resistencia a la insulina, que está implicada en el desarrollo, división y crecimiento de las células tumorales. Por otro lado, el tejido adiposo juega un rol importante en la síntesis de estrógenos, promotores directos del desarrollo y crecimiento tumoral.

- Realizar una exposición cuidada al sol, para sintetizar vitamina D.

- Evitar: dietas ricas en grasas y azúcares. Se recomienda evitar la carne animal en exceso, lácteos enteros, margarinas, harinas blancas refinadas y sus derivados, y el alcohol.

Es importante también que, si usted ya se encuentra bajo tratamiento contra el cáncer de mama, siga adecuadas conductas alimentarias, ya que los beneficios que le pueden dar serán múltiples, como: mantener un nivel elevado de fuerza y energía, mantener su peso y las reservas de nutrientes de su cuerpo, tolerar mejor los efectos secundarios relacionados con el tratamiento, reducir el riesgo de infecciones y posiblemente recuperarse más rápido.

Durante el tratamiento es importante que usted planifique su alimentación con anticipación, es decir, que abastezca la alacena y heladera con alimentos que pueda utilizar. Cocine con antelación y congele la comida en porciones individuales.

Las siguientes pautas pueden ayudarle:

- Escoja alimentos de distintos tipos. Procure consumir cada día más frutas y verduras, incluyendo frutas cítricas y vegetales verde oscuro y amarillo intenso. Las frutas y verduras coloridas contienen sustancias naturales que son buenas para la salud.

- Elija alimentos integrales, granos enteros y legumbres.

- Limite la cantidad de alimentos que sean muy salados, ahumados y en escabeche.

- Evite alimentos ultraprocesados.

- Evite el exceso de sal, azúcar y el alcohol.

- Disminuya el consumo de carnes procesadas. Retire la grasa visible de las carnes y no las consuma con una cocción quemada o con costra tostada.

- Realice cuatro comidas al día (desayuno, almuerzo, merienda y cena) y colaciones pequeñas. En caso de presentar síntomas como náuseas, vómitos, puede fraccionar las comidas en pequeñas cantidades o colaciones y así cubrir sus necesidades nutricionales.

- Procure mantener un peso saludable. El mayor peso se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer linfedema. Asimismo, de otras patologías antes mencionadas, como la insulinorresistencia que aumentan el riesgo de mortalidad.

- Realice alguna actividad física que le permitan sus médicos.

Recuerde que la consulta con un profesional en Nutrición es fundamental, para su tratamiento y seguimiento. El mismo le indicará la calidad y cantidad de alimentos y nutrientes acorde a su organismo y necesidades de ese momento. 

 

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