Una discusión necesaria

Suicidio asistido: “La sociedad necesita un debate maduro”

Lo afirmó el psicólogo Néstor Ribotta. Además, respecto a las reticencias que existen en torno al tema, sostuvo que hay una “discusión que es esencialmente moral”

Se llamaba Federico Carboni, trabajaba como camionero y en 2010 se accidentó: quedó tetrapléjico. Entonces, le pidió a las autoridades de la región donde vivía, Marcas, en el centro de Italia, que le permitieran acceder al suicidio asistido.

Actualmente, la ley italiana castiga la ayuda al suicidio con una pena de entre 5 a 12 años de cárcel. Sin embargo, en 2019, según la agencia de noticias AFP, el Tribunal Constitucional, la más alta instancia jurídica en Italia, introdujo una excepción para “los pacientes mantenidos en vida con tratamientos [...] y con una patología irreversible, fuente de sufrimiento físico y psicológico que consideran intolerable, aunque son plenamente capaces de tomar decisiones libres y conscientes”.

Carboni, en un comunicado, había dicho esto: “He hecho todo lo posible para poder vivir lo mejor posible y tratar de recuperarme al máximo de mi discapacidad, pero ahora estoy agotado mental y físicamente. No tengo un mínimo de autonomía en la vida diaria, estoy a merced de los acontecimientos, dependo de los demás para todo, soy como un barco a la deriva en el océano”.

Finalmente, el jueves pasado, murió: se inyectó en su casa una droga letal a través de un aparato especial, que tiene un costo de alrededor de 5.000 euros y para el cual la asociación Luca Coscioni había recaudado fondos. Esta asociación, cabe aclarar, milita por la legalización de la práctica. Además, el procedimiento de suicidio asistido se realizó bajo supervisión médica y el acompañamiento de su familia, amigos, y abogados de la Asociación.

 

Un debate “que se necesita”

Néstor Ribotta es psicólogo (matrícula 2136), trabaja en consultorio privado y también en el equipo de Salud Mental del Hospital Regional Pasteur. En esta dirección, el especialista brindó un análisis sobre lo ocurrido en Italia y, en primera instancia, dijo que se trata de un “debate que se necesita”. Seguidamente, apuntó: “Me parece que está bien, que se realice y que se lleve a cabo con todas las condiciones, las garantías del derecho que se ponen en consideración”. Y añadió: “Tienen que funcionar un montón de mecanismos para que se lleve adelante y la sociedad tiene que tener un debate maduro y responsable”. Al respecto, también sostuvo que “es una necesidad de la modernidad” poder reflexionar acerca de qué significa vivir.

 

Resistencias

En otro punto de la conversación, destacó que, en relación con algunas reticencias que se presentan, “la discusión es esencialmente moral, no tan filosófica o existencial, porque la mayoría de las personas, generalmente, tiene alguna creencia y alguna fe vinculadas a algún tipo de religión que les impide, en todo caso, tomar una posición al respecto”.

Y agregó: “Inclusive, insisto, en los países donde se aplica no quiere decir que no haya debate ni resistencia”.

 

Diferencias con la eutanasia

Posteriormente, se refirió a la diferencia que existe con la eutanasia voluntaria. En este sentido, recordó al santafesino - nacido en Esperanza y que por estos días vive en Grecia- Marcos Breuer. El es filósofo y hace ya algún tiempo presentó, en la ciudad, su libro “Eutanasia y autonomía. Conceptos, argumentos, reflexiones”, editado por la Editorial Universitaria de Villa María (Eduvim).

Ribotta contó que en la obra, cuando se alude al suicidio asistido, se habla de que “el paciente es el que realiza el gesto final que lo conduce a la muerte”, a través de, por ejemplo, pastillas o barbitúricos que le acerca un médico. “En el caso de la eutanasia voluntaria, el paciente, muchas veces, es incapaz de realizar esa acción puntual por hallarse completamente inmovilizado. Por ejemplo, un enfermo terminal de esclerosis múltiple”, describió. Asimismo, indicó que “por motivos psicológicos” el paciente puede preferir a veces que sea un tercero “quien de ese gesto y ese último paso”. De todos modos, puntualizó el profesional, es una “diferencia, si se quiere, técnica”.

Por último, el psicólogo subrayó que si bien el debate demora en instalarse, “más temprano que tarde” llegará. “Depende de cómo se presente el debate. Eso va a inducir a las respuestas colectivas, comunitarias, de la ciudadanía, de la población. Hay que ser muy cuidadosos con cómo se presenta esto, ¿no?, con qué responsabilidad”, cerró.

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