Con la llegada del verano, quienes sufren padecimientos crónicos deben cuidarse mucho más
Calor extremo y enfermedades
No solo los pacientes con ciertas patologías deben tomar recaudos, sino la población en general, porque todos están más expuestos a sufrir las consecuencias de las altas temperaturasLlegaron los calores intensos a Villa María. Y según indican los expertos en meteorología, tal cual sucedió en el verano del hemisferio norte, esta temporada estival será muy calurosa, extremadamente más cálida. Además de más húmeda que la anterior, lo que anuncian es que se elevará mucho la sensación térmica.
Algunos se han animado a pronosticar que habrá temperaturas récord e históricas que asustan. Pero, sobre todo, preocupan por los problemas de salud que esto puede traer a niños y adultos mayores, especialmente; y, por supuesto, a todos aquellos que tiene enfermedades que se complican aún más con el calor extremo.
Varias enfermedades
Por ejemplo, se puede hablar de la diabetes mellitus, de patologías respiratorias como la EPOC o el asma, así como problemas dermatológicos como el acné, la rosácea y el lupus, que son enfermedades que se agravan con las altas temperaturas.
Además, empeoran igualmente con el calor los problemas cardiovasculares como la insuficiencia cardíaca y la hipertensión; al igual que la patología nefrológica y la patología cerebrovascular, como los accidentes cerebrovasculares o la esclerosis múltiple.
Los síntomas más graves pueden ir desde la sensación de fatiga, debilidad o calambres, hasta algunos más peligrosos como la deshidratación o el desequilibro de iones. En este caso, se recomienda visitar a un especialista.
Los pacientes con hipertensión arterial pueden sufrir hipotensión debido al calor, con la posibilidad de tener mareos, sudoración y pérdida de conciencia. Además, como el cumplimiento del tratamiento para la hipertensión en verano suele ser más irregular, puede provocar aumento de la tensión arterial.
Por otra parte, los pacientes con insuficiencia cardíaca pueden sufrir deshidratación e hipotensión, ya que el corazón tiene menos capacidad de reserva funcional para eliminar el exceso de calor y puede sobrecargarse, por lo que es de suma importancia tener en cuenta la medicación que toman estos pacientes para evitar este tipo de problemas.
Los diabéticos también tienen que tener mucho cuidado con el calor, ya que son bastante más sensibles a este y tienen un mayor riesgo de sufrir deshidratación, especialmente por su dificultad para regular la temperatura corporal. Esta deshidratación puede provocar un aumento de la glucosa en el organismo, lo que puede producir aumento de sed, piel seca, cansancio y visión borrosa. Además, pueden tener problemas por la alta velocidad de absorción de la insulina, lo que puede provocar hipoglucemias con síntomas como el mareo, la alteración del nivel de conciencia o la agitación.
Asimismo, las personas con enfermedades respiratorias como EPOC, asma o bronquitis pueden tener sus síntomas agravados a causa del esfuerzo del cuerpo para mantener la temperatura corporal normal, con un aumento de los requerimientos de oxígeno.
Enfermedad del calor
Los seres humanos necesitan mantener su temperatura corporal interna dentro de un rango muy estrecho de unos pocos grados por encima o por debajo de 37° C. Las personas sufren de enfermedades causadas por el calor cuando sus cuerpos no son capaces de deshacerse del exceso de calor y no se enfrían apropiadamente. El cuerpo pierde su "equilibrio térmico", porque no puede disipar el calor a un ritmo suficientemente rápido.
Cuando el cuerpo comienza a sobrecalentarse, los vasos sanguíneos se agrandan y el latido del corazón es más fuerte y más rápido. Más sangre fluye a las capas externas de la piel desde el "núcleo" interior, de modo que el calor puede ser liberado al medio ambiente más fresco. Si este proceso no ayuda a enfriar al cuerpo lo suficientemente rápido, o el aire exterior es más caluroso que la piel, el cerebro activa la sudoración para enfriar el cuerpo. Las glándulas de sudor en la piel sacan agua del torrente sanguíneo, haciendo el sudor. El sudor se evapora y libera el calor del cuerpo. Durante una hora de trabajo pesado en tiempo caluroso, el cuerpo puede sudar, fácilmente, un litro de agua.
Cuando hay desplazamiento de la sangre a las capas exteriores del cuerpo (la "caparazón"), menos sangre llega al cerebro, los músculos y otros órganos (el "núcleo"). La sudoración prolongada puede agotar el cuerpo de agua y sal, causando la deshidratación. Debido a que el cuerpo pierde agua y sales que son necesarias para que los músculos trabajen, pueden ocurrir calambres musculares. El esfuerzo fisiológico que ocasionan las enfermedades por el calor, puede derivar en que la persona se deshidrate, se sienta débil, cansada y confundida.
A medida que la deshidratación progresa y es más severa, el cuerpo ya no puede mantener su temperatura dentro del rango normal, la sudoración se detiene y las enfermedades más severas causadas por calor ocurren. En la insolación, la temperatura del cuerpo de la persona aumenta rápidamente, dañando el cerebro, los músculos y los órganos vitales; pudiendo, incluso, causar la muerte.
Consejos contra el calor extremo
Los especialistas aconsejan evitar cambios bruscos de temperatura, con el aire acondicionado entre los 24 y 26 grados, no exponerse al sol en las horas pico del día, mantenerse siempre bien hidratado y evitar el consumo excesivo de bebidas azucaradas y de alcohol, ya que favorecen la aparición de arritmias.
Durante los viajes largos hay que evitar la inmovilización prolongada, así como no visitar los destinos con climas muy calurosos y altitudes por encima de 3.000 metros, ya que favorece el consumo de oxígeno.
Además, recomiendan llevar ropa ligera y transpirable, realizar ejercicio moderado y solo en las horas de temperatura más bajas, cuidar la alimentación, aumentar el consumo de frutas y verduras, tener un consumo moderado de alcohol, grasas y azúcar, no olvidarse de tomar la medicación y siempre viajar con un informe médico.