Una experiencia física y psíquica

“El parto es un evento de la salud, no un evento patológico”

Lo dijo Antonella Pantanetti, doula y psicopedagoga bellvillense de 31 años que vive en la ciudad. Ella habló sobre parto respetado y reflexionó, entre otros aspectos, sobre el momento del nacimiento desde diferentes aristas

Para hablar de parto respetado hay que hablar de nacimiento”, dice. Ella, Antonella Pantanetti, que tiene 31 años, que es oriunda de Bell Ville -pero vive en Villa María desde hace años- y trabaja como doula y psicopedagoga, está sentada a la mesa de un bar e insiste en eso: en el origen, el nacimiento, ese “universal que nos convoca como personas que venimos a caminar esta vida”. Y destaca: “Es una experiencia que está atravesada, además de lo físico, por lo psíquico, lo mental, por lo espiritual incluso”.

“Sabemos que nacemos”, menciona ella, que también estudió estimulación temprana. Entonces interesa hacer otras preguntas:¿cómo nacemos? ¿cuáles son las implicancias de ese proceso a corto y largo plazo? Los efectos, señala, aparecen luego: en la forma de acercarse a los demás, de establecer vínculos, en la mirada que tenemos sobre el mundo, en nuestra confianza, en nuestros miedos.

“Todo eso confluye en el nacimiento. Nacer es un viaje que no tiene regreso. No podemos volver al lugar de salida: lo hacemos una sola vez, para siempre. Determina nuestra vida”, remarca. Sin embargo, aclara que esa determinación es relativa: las personas tienen “capacidad de resiliencia, capacidad para sanar, para reponernos de un nacimiento traumático”.

El trauma, de todos modos, indica Pantanetti, es subjetivo. Cada persona, dice, lo lleva como “una memoria en el cuerpo”. De lo que no hay dudas, en cambio, es de la existencia de “nacimientos que no respetan la fisiología o los tiempos fisiológicos que tiene el bebé para nacer” o de aquellos “donde hay una cascada de intervenciones que no tienen justificación alguna”.

Por eso, al parto respetado lo define así: “Es toda aquella experiencia de nacimiento de respeto al cuerpo y a la fisiología del bebé que nace y de la persona que en ese momento está dando a luz. No solamente en lo físico, sino también en lo psíquico”.

 

Su activismo y su mirada

La Ley 25.929, denominada de “Derechos de padres e hijos durante el trabajo de parto”, es conocida como ley de parto humanizado: se sancionó en 2004, pero se reglamentó recién en 2015, año en el que Pantanetti comenzó con su activismo -y momento en el que además faltaba un año para que se convirtiera en madre-.

Desde la sanción de la ley, ella dice que se ven cambios, pero principalmente a “nivel comunitario”, es decir, por lo menos la gente -por supuesto no toda- sabe de qué se trata el parto respetado. Sin embargo, el trabajo más significativo, que es “hacia adentro del sistema”, aún no alcanza.

A la vez, comenta: “Hay que tener cuidado”. Y explica que un parto respetado no tiene que ver en absoluto -ni solamente-, con permitir que las mujeres pongan música mientras van a parir. “Hay una interpretación errónea de la ley y eso pasa con la mayoría de las leyes”, sostiene.

Por otra parte, ella no habla de pacientes: las llama “consultantes” o sus “acompañadas”. Y, en este sentido, apunta: “No me parece un detalle menor cómo usamos el lenguaje: porque decir pacientes refiere a que la persona que está enfrente es alguien pasivo. Y lo que buscamos siempre es entender que justamente el parto es un evento de la salud. No es un evento patológico”. Y suma:?“Es re importante porque, de pronto, uno va al sistema y la mujer parturienta está al lado de una persona que está enferma”.

Es por ello, dice, que “las mujeres han ido buscando otros recursos, otras instituciones y otros lugares, como los hogares, para sentirse seguras”.

“El parto es un evento sano  que se puede vivir con placer, con gozo”, resalta.

 

Cambio generacional y violencia obstétrica

Se perciben algunos cambios.?Antes -por ejemplo una mujer que fue madre en los 60, 70 u 80- quizá podía parir en su casa,  pero, dice Pantanetti, “era un privilegio”.

Hoy sucede con más frecuencia, pero una transformación llamativa se vincula con lo institucional. “No es que caigo en cualquier obstetra: busco, elijo”, explica. Y agrega: “El médico está ahí para acompañar, para guiar la salud, pero el derecho del cuerpo es de la mujer”.

Acerca de la violencia obstétrica, refiere: "Muchas veces ocurre que las obstetras son las que más violentan. A mí me gusta pensar que todo está muy relacionado con lo personal: capaz que esa mujer ha atravesado una situación traumática o violenta en sus partos y no lo ha podido reconocer. Hay mujeres que no son madres y ahí hay una brecha enorme con el poder vivenciar la experiencia y conectarse con la vulnerabilidad que da parir”.

Después, para terminar, hace hincapié en que “nacemos para amar y ser amados”. Y concluye: “Si uno realmente se detuviera a observar una escena de parto, de nacimiento, vería que es un lugar donde hay amor. Lo que llega es eso”.

 

"Un camino de deconstrucción"

La doula Antonella Pantanetti, respecto del parto respetado, habló de la importancia de que los médicos sepan acompañar desde el silencio y sin intervenir cuando no sea necesario. “Tienen que hacer camino importante de deconstrucción y no todos lo pueden hacer”, dijo.

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