Poetas Argentinos, un barrio pujante, pero olvidado

El barrio Poetas Argentinos, emplazado entre el puente Andino y el cruce de la ruta provincial 2 y la ruta nacional 158, ha crecido notoriamente. Desde las primeras construcciones en el año 2015 a la actualidad, ya son 60 familias que residen en el sector, siendo los últimos dos años el período donde mayor auge tomó la construcción y se realizaron alrededor de 45 viviendas.
 Sin embargo, el área permanece distante del resto de la ciudad y vecinos reclaman no contar con el apoyo de la Municipalidad y la falta de servicios básicos como el cuidado de espacios verdes y el pase por el barrio del transporte público.
En ese marco, El Diario dialogó con uno de los primeros residentes, quien comentó las dificultades que atraviesan. “Comencé a vivir en Poetas Argentinos en el año 2015. Estos terrenos originalmente fueron pedidos a través de Caritas, y distintas entidades y gremios fueron los beneficiarios para poder calificar en su momento, ir a un sorteo y a partir de ahí en 2014 se terminaron de pagar los terrenos”, comentó el vecino y prosiguió: “No es un barrio pudiente ni mucho menos, sino que somos gente trabajadora que no tenía ni siquiera una vivienda y acá construimos nuestra primera casa. Es un barrio familiar”.
“Al principio fue complicado y había pequeñas construcciones porque el barrio está lejos, pero en los últimos dos años el crecimiento fue exponencial. Durante la pandemia, creo que la gente se focalizó en cuestiones más tangibles. Si bien lo económico fue una limitación, en tiempos donde estaba todo bastante jodido, apuntarle a la casa fue un objetivo”, aseveró el ciudadano.
A su vez, comentó: “Por ahí cuesta porque acá no hay cloacas ni gas, hay trayectos muy largos, no hay colectivos y por esto es quizás que el barrio no ha ido parejo, recién en este último tiempo fue evolucionando más fuerte”. “Tenemos agua y luz, pero todo es camino de tierra, hay mucho guadal y poca participación del estado municipal en ese sentido”, dijo. 

“Todo nos ha quedado distante”
“Es un barrio que ha quedado bastante lejos de la civilización, todo nos ha quedado distante. No contamos con el riego y el mantenimiento de las calles y ni que hablar de la cuestión vinculada al transporte. El que no tiene auto, moto o su propio vehículo está al horno”, mencionó el frentista y añadió: “No pasa un colectivo, ya hemos elevado bastantes veces esta necesidad. Este barrio que está en bastante crecimiento y muy pujante, necesita un transporte público no solamente por quienes vivimos acá, sino también para quienes vienen a trabajar. Hay gente de la construcción que no tiene cómo llegar a un lugar tan alejado y eso implica un gasto muy grande. Un transporte público sería de muchísima utilidad y siempre lo hemos hablado con las autoridades de turno”.
Asimismo, indicó que “la empresa de colectivos interurbanos llega, por un lado, hasta el barrio Vista Verde y por el otro lado, pasa por el barrio Pinar de las Tejas. A nosotros gustaría que pasen los colectivos y contar con una garita, pero no tenemos vinculación con el transporte, hemos quedado olvidados”.
“Además, debemos padecer un descuido en el sector natural más próximo que tenemos que es el río Ctalamuchita, en cuanto al desorden, la generación de basura y el poco compromiso social a la hora de poder mantener el espacio. Es algo que nos da mucha lástima”, precisó.
En tanto, el residente explicó que “otra particularidad es que para ingresar al barrio, muchas veces la gente que viene de Villa María, dobla a la izquierda directamente cuando vienen los camiones y autos que se conducen por la 158, lo cual presenta un peligro. No ha pasado nunca nada hasta el momento, pero no deja de serlo y se requeriría mayor señalización”. “El fluido de camiones es muy grande, más allá de que van a construir una nueva autovía que va a generar que un poco el tráfico vaya aminorándose, por el momento no ocurre y esto se presenta como un peligro”, remarcó.
“Al estar próximos al puente Andino, esta zona es histórica de caballos porque la gente que trabaja con arena venía y los dejaba, algo que sigue pasando. Allí se presentan dos aristas, una es el maltrato animal que es alevoso porque los dejan al sol y sin agua. Y, por otro lado, hoy esto constituye una peligrosidad porque el caballo suelto cuando va a la ruta es un enorme peligro y puede provocar una fatalidad”, relató.
“Hay muchas tierras disponibles, dos hectáreas que pertenecen a las hijas del antiguo dueño ya fallecido están a la deriva. Nadie las mantiene y nos han dicho que no van a hacer el mantenimiento, que son amigos del intendente”, contó el vecino y continuó: “Por eso, nos gustaría muchísimo gestionar para que en esas tierras, el Estado en conjunto con los propietarios actúen para alojar a los caballos con algunos lugares con agua y refugio, y que sean ellos, a su vez, quienes mantengan el terreno”.
“También nos gustaría que se mantengan más los espacios verdes que le competen al municipio, nos habían dicho desde el Estado que nos iban a ayudar con la construcción del centro vecinal, pero seguimos esperando desde hace cinco años. Somos 60 familias residiendo, aportando al Estado, pero no recibimos de la misma manera este empuje por parte del Gobierno estatal”, cerró.