NOTA Nº 570, escribe Jesús Chirino

A 50 años del Cordobazo

En pocos días más, cuando el 29 de mayo se cumplan 50º aniversarios del Cordobazo, la rebelión popular desarrollada en mayo de 1969, se sucederán actos conmemorativos y volverá a ponerse en escena no solo la valoración de aquellos sucesos, sino también la disputa por el sentido que se le otorga a lo ocurrido en esos días en la capital cordobesa.   

Se repetirán las conocidas imágenes de autos incendiados, vidrieras rotas, brazos arrojando piedras, jóvenes peleando desde los techos, la Policía montada en sus caballos, líderes marchando frente a multitudes decididas a defender sus derechos. Y, desde diferentes posiciones, se producirán discursos acerca de lo que sucedió hace 50 años.

 

Las mujeres en el Cordobazo

A pesar de las décadas transcurridas el Cordobazo aún nos interpela y podemos revisitarlo desde perspectivas que no han sido comunes. Un ejemplo es el libro de Bibiana Fulchieri “El Cordobazo de las mujeres” que rescata el testimonio de veinte mujeres protagonistas de aquella gesta. Ayer pasó por Villa María una de ellas, Soledad García, compañera del maestro Eduardo Requena, detenido y desaparecido por la dictadura cívico-militar y eclesiástica de los ´70. Soledad venía de contarles a jóvenes de la localidad de Chazón cómo fueron aquellos días de 1969. De esa manera, ella y otras tantas, trabajan para ayudarnos a ver lo que la historia escrita generalmente dejó de lado: la participación femenina. Al hacer esto, estas mujeres no solo nos ayudan a entender que la rebelión popular no fue una “cosa de hombres”, sino que también nos enseñan que podemos revisitar aquel pasado sin darlo por quieto, congelado y acabado: todavía hay muchas cosas que podemos aprender del Cordobazo. Aún sigue la llama.

 

Cordobazo en un contexto histórico

Aquel tiempo tuvo muchos héroes y muchas heroínas, en el sentido de seres humanos que llevaron adelante acciones de valentía sobresalientes al enfrentar situaciones de peligro y adversidad en pos de la conquista de los derechos de la clase trabajadora. Desde ciertas miradas, que pueden estar presente en algunas conmemoraciones, se les condena al bronce, se les congela para que no continúen interpelándonos. Algunos preferimos que el bronce no toque a nuestros héroes y heroínas si eso no los dejará seguir avanzando por la calles de la historia, portando su rebelión. Que no les congelen en la historia impidiendo que siempre podamos dialogar con su tiempo, con sus formas de organización, sus maneras de llevar adelante la protesta. Que nadie, desde una supuesta necesidad explicativa, aisle aquellos acontecimientos de modo tal que no podamos advertir los procesos en los cuales se produjeron. La desvinculación y aislamiento de los hechos lleva a que nada tenga historia y todo sea reiniciar. Como tampoco es positivo que todo sea dispuesto en lugares habituales para la comodidad de quienes ejercen el poder. Dejemos que las miradas de estudiantes y trabajadores de aquellos años nos incomoden, nos interroguen acerca de los niveles de tolerancia ante las injusticias o las maneras de oponernos a ellas.

Las conmemoraciones que desprenden los hechos de su contexto vacían de contenido los mismos. Resulta necesario pensar la época. Por ejemplo, no podemos conmemorar el Cordobazo sin recordar las manifestaciones a principio de aquel mayo producidas en Rosario; la toma del ingenio azucarero tucumano Amalia, el 13 de mayo. Las manifestaciones y la represión policial el día 14 en la propia Córdoba. Los estudiantes correntinos marchando en protesta por el aumento de los precios del comedor universitario y el asesinato del joven Juan José Cabral. También el estudiante Bello, muerto en manifestaciones en la ciudad de Rosario donde, el 20 de mayo, se anunció el paro nacional que produjo diferentes manifestaciones en las provincias. El asesinato, el 21, en Rosario, del estudiante de secundaria y aprendiz metalúrgico Luis Norberto Blanco. La convocatoria de los universitarios y organizaciones de estudiantes del nivel secundario, junto a la CGT de los Argentinos, a marchar contra el régimen.  En Córdoba los estudiantes hicieron marchas del silencio, una en Villa María. La dictadura declarando a Rosario, el 22, como zona de emergencia bajo jurisdicción militar. El llamado a la huelga industrial por parte de 38 sindicatos de la región rosarina. El asesinato de Máximo Mena durante las primeras horas del 29 de mayo. Estos solo son algunos de los acontecimientos que rodearon el momento de la rebelión del 29, pero, advertimos, existen otro muchos que no estamos señalando en este pequeño espacio. Lo importante es marcar que aquello no fue un acontecimiento aislado, ni un arrebato de rebeldía ante la dictadura de Juan Carlos Onganía que había abolido los partidos políticos y castigaba al pueblo con sus decisiones.  

 

Dialogar con la experiencia del  Cordobazo

Aquella rebelión no es un modelo aplicable sí más a la realidad actual, pero sí puede inspirarnos a pensar el presente y las formas adecuadas de organización de los trabajadores y trabajadoras junto a estudiantes; los límites de las acciones que actualmente se llevan adelante y la necesidad de encontrar maneras lo más eficaces posible de oponerse a todo aquello que se contrapone a la felicidad del pueblo.

Es claro que allí tenemos una necesidad de ampliar horizontes, romper fronteras, escapar de los prefabricados modelos de rebelión que ofrece el mercado político actual como manera de achatar la imaginación y disminuir la posibilidad de pensar, colectivamente, la construcción de una sociedad justa que trascienda la idea de emparchar las reglas actuales.

Conmemorar el 50° aniversario del Cordobazo debe ayudarnos a pensar la rebelión; las formas de organización y articulación entre quienes vivimos de nuestro trabajo y rearmar la posibilidad de la construcción de una sociedad justa y solidaria en un período que contemple la escala de tiempo vital de los hombres y mujeres.

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