ENTREVISTA a Graciela Yessín y Alicia Perrig

Cantando y contando historias

La cantante y la narradora han conformado una dupla artística con la cual vienen girando por la provincia y alrededores con diferentes espectáculos para niños, jóvenes y adultos. Uno de ellos, “Ensalada de palabras”, ya lleva 85 funciones concretadas en Córdoba

Escribe Juan Ramón Seia DE NUESTRA REDACCION

 

¿Cómo se había concretado esta dupla artística?

-Alicia: Por supuesto que nos conocíamos, y ambas admirábamos el trabajo de la otra. Graciela estaba presentando un espectáculo para niños y niñas de jardín de infantes y se había quedado sin su compañera de dupla, entonces me propuso acompañarla. Trabajamos ese material para adaptarlo a mi estética como narradora y nos presentamos, por primera vez juntas, hace poco más de dos años, en el teatro de La Carlota. Nos sentimos tan bien, tanto arriba como abajo del escenario, que inmediatamente nos pusimos a trabajar para generar proyectos compartidos.

-¿Sobre qué materiales comenzaron a trabajar en los primeros proyectos a dúo?

-Alicia: Las dos teníamos repertorios muy amplios y para todas las edades. Lo primero que creamos fue “Ensalada de palabras”, un espectáculo para nivel primario, con una versión adaptada para los jardines, donde proponemos que las palabras están impregnadas de colores, aromas, texturas y sabores y que, cuando sabemos escucharlas, son capaces de armar historias y canciones increíbles. El espectáculo termina con la canción “La aventura de leer”, compuesta e interpretada por Graciela. En realidad, todas las canciones de esta puesta fueron compuestas por ella para este espectáculo. Por mi parte, cuento historias de tradición oral y de autores como David Mc Kee, Paula Talento, Tony Ros, Arnold Lobel.

-Graciela: “Ensalada...” ya lleva 85 funciones en la provincia y algunas localidades de Santa Fe. También hemos montado “Tres nidos para dos naranjas” con textos y poemas, algunos musicalizados por mí, de nuestra querida Edith Vera. Lo estrenamos en la Biblioteca Córdoba, en la capital provincial.

-¿Habían acordado de antemano que iban a desarrollar propuestas paralelas para el público adulto y el público infantil?

-Graciela: Ambas hemos trabajado con público de todas las edades y tenemos repertorio para todas las edades, y al ver que nos gustaba, que disfrutábamos trabajando juntas, surgió la idea de hacer algo para jóvenes y adultos. Lo primero fue “La historia es de ellas”, una propuesta que reivindica los avatares de vidas inspiradas desde mujeres que sobrevivieron  a un mundo donde solo se las concebía dentro del ámbito de lo doméstico, con el corazón y la maternidad como únicos estandartes. Aquí, en la parte musical, vamos desde la zamba al bolero, pasando por el rock nacional, hasta algún tema de Eladia Blázquez. También interpreto un poema de Alfonsina Storni que musicalicé personalmente.

-Alicia: Por mi parte, cuento, por ejemplo, un texto sobre  Storni, otro de Eduardo Galeano, pero también historias de mujeres anónimas, algunas de las cuales, como tantas, dejaron la vida en el intento. María Rosa Lojo y Graciela Beatriz Cabal -grandes de nuestra literatura nacional- son dos de las autoras de los textos incluidos.

-Graciela: Siempre que hemos presentado este espectáculo en colegios secundarios tuvimos experiencias muy gratificantes. Además, tenemos varias rutinas que ofrecemos en reuniones privadas, o en pubs, en distintos escenarios, quizá más íntimos.

-Alicia: También creamos un espectáculo que es exclusivo para el mes de diciembre: “Canta y cuenta la Navidad”. Es una propuesta que nos ha dado muchas satisfacciones, ya que se crea un clima muy especial donde, tanto nosotras como el público, logramos una emoción y un estado espiritual muy lindos.

-Graciela: En ese espectáculo incluimos villancicos de distintos lugares del mundo, además del Ave María, donde canto una de las estrofas en quichua.

-¿Ya tienen fechas previstas?

-Graciela: Sí, en Río Tercero, Isla Verde, Marcos Juárez y Justiniano Posse, y para fines de agosto y septiembre en localidades del Valle de Punilla.

Preguntas a Alicia

-¿En qué momento de tu vida decidiste ingresar al mundo de la escritura literaria y por qué?

-Al primer mundo que ingresé -y que siempre es la piedra fundacional y fundamental cuando se termina trabajando con la palabra- es al mundo de la lectura, pero no la lectura como medio, para formarme académicamente, para estar informada, para conocer acerca de tal o cual tema, para poder opinar, sino al mundo de la lectura como una manera de vivir, de construirme como persona. Escribir, escribo desde siempre, desde que me acuerdo. Después de casi 40 años pude rearmar mis inicios y escribí un texto donde cuento cómo, cuándo y por qué “escribí” por primera vez, y es esto: “Si las vacas manejaran estancieras, nosotros iríamos en el camión jaula”. Iba a segundo grado, se lo dije a mi maestra y ella me dio un cuaderno cuadriculado, y me pidió que lo escribiera. Quizá ese día comenzó mi compromiso, mi amor, mi trabajo con la palabra que sigue hasta este preciso momento. Porque no solo trabajo con la palabra sobre el escenario, sino también a través de mis talleres de Escritura Creativa, online o presencial, y como correctora de estilo.

-Y en el mismo sentido, ¿cómo surgió en vos la necesidad de construirte como narradora oral?

-Todos y todas contamos. Nos gusta contar. Estamos esperando el momento, la oportunidad para contar. García Márquez decía que la vida no es la que vivimos, sino la que contamos. Hay quienes hacen de eso un arte, son verdaderos “contadores” espontáneos, y escucharlos o escucharlas nos maravilla, nos alimenta. Y estamos quienes, además de autodescubrirnos en el ámbito de ese arte, encontramos la manera de vivir de eso, entonces, pasamos a ser contadoras profesionales de historias. Soy contadora profesional de historias desde 2007.

-Se suele hacer la pregunta remanida de cuál público exige más preparación u atención, si el infantil o el adulto.

-Todos los públicos tienen sus particularidades y sus encantos. Para un artista el público es su alimento y su razón de ser. El público infantil demanda una energía impresionante, pero verles las caritas mientras estás contando no tiene precio. Por otra parte, recibir la emoción del adulto a través de los ojos llenos de lágrimas, la sonrisa cómplice o un gesto de aprobación, a veces casi imperceptible, es movilizador.

¿Te han pasado situaciones "fuera de libreto" o anecdóticas con respecto a un espectáculo narrativo, tanto como artista o en el público mientras actuabas?

-Y, capaz que podría escribir un anecdotario o algo así. Desde una niña que después de preguntarme si yo era “de verdad Alicia en el País de las Maravillas” se sintió desilusionada porque le parecía “un poco vieja”; pasando por una espectadora de La Plata que pegó un grito de horror en el momento de mayor suspenso de un cuento, asustando a toda la audiencia; hasta enfrentarme con mil personas aplaudiéndome de pie en el auditorio Luis A. Calvo de la Universidad Industrial de Santander, en Bucaramanga, Colombia. Esta profesión me ha regalado más y más historias para contar.

-¿Te ha quedado en el tintero algún relato o cuento para recrearlo o que te encantaría hacer?

-En mi biblioteca hay muchos libros marcados con papelitos de colores donde me esperan tremendas historias para contar. Seguramente no me va a alcanzar la vida, porque siguen apareciendo, me siguen esperando. De todos modos, tengo muchas ganas de hacer algo completamente dedicado a textos de humor.

Preguntas a Graciela

-Recordame tus comienzos artísticos y con la música especialmente. ¿Cuáles fueron tus primeras experiencias?

-Mis primeras experiencias artísticas se iniciaron en Córdoba (mi querida ciudad de origen) a finales de los 70, con continuidad en los inicios de los 80, con el advenimiento de la democracia donde los artistas, dentro de todas las ramas del arte, podíamos comenzar a expresarnos con total libertad.

Tuve la posibilidad de dar mis primeros pasos como cantante de la mano de artistas que con el tiempo fueron adquiriendo renombre a nivel nacional y de compartir con ellos, como secretaria general, la primera Comisión Directiva de la Asociación de Músicos Independientes de Córdoba (AMIC), agrupación que con los años adquirió relevancia hasta finales de los 90. El movimiento peñero universitario inspiró en todos nosotros una interesante impronta donde podíamos cantar y hacer teatro independiente. Mis primeras canciones -ya trabajando profesionalmente con solo 21 años- algunas propias y otras pertenecientes a diferentes autores, las canté en la añorada y legendaria peña Tonos y Toneles, lugar de profundos encuentros y creación.  Mis composiciones iniciales fueron inspiradas en el rock nacional que era uno de los géneros donde más cómoda me sentía y en la música urbana y con contenido, siempre con reminiscencias de la música clásica que había incorporado desde niña. Así, y en forma de cooperativa iniciamos una serie de recitales muy bien organizados, en plazas céntricas, en espacios donde la música y el teatro habían estado vedados, y también en grandes recitales como el “Córdoba Rock” en el Teatro Griego, bajo las estrellas, evento que se mantuvo vigente durante muchos años. Con el tiempo, fui adentrándome en el interés por la poesía de entonces, pudiendo nutrirme de poetas como Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana... y conocí a mi compañero de vida y de escenario, el escritor y poeta Rubén Rüedi con el que formamos una dupla muy integrada, con coincidencias ideológicas, artísticas y amorosas. Allí también comenzó para mí una enriquecedora etapa artística.

-Con Rubén eran una marca dentro de la escena artística que se consolidó para siempre con la Cantata a Villa María. ¿Cómo había germinado ese ambicioso proyecto?

-Antes de eso la vida poco a poco nos fue llevando con nuestras hijas Angela y Paloma por diferentes lugares, algunos años en Villa María, otro poco en Buenos Aires y gran parte en Bialet Massé. Vivimos allí varios años, en una casa enclavada en la montaña donde  el compromiso con la realidad y la creación fueron los protagonistas de entonces. Presentamos varios proyectos artísticos en esos años, “Alfonsina, la canción del mar”, “El Ruiseñor manchado de naranjos” (sobre poemas de Miguel Hernández), “Corazonando” y “Canto a los pájaros” (los dos con poemas de Rubén musicalizados por mí) y otras propuestas con formato de espectáculos poético musicales donde se lograba una verdadera mixtura entre la poesía y el cantar. Entre esos proyectos surge la ambiciosa idea, de parte de Rubén, de escribirle a su ciudad (tan amada por él) y comenzamos a pergeñar la idea de construir una obra que incluyera a todas las ramas del arte y que contara la historia de Villa María.  Después de una ardua tarea de composición poética y musical, que llevó casi un año, decidimos convocar a otros exponentes de la ciudad dentro del ballet clásico, la danza folclórica, un coro mixto, un cineasta para las imágenes, orquesta, arregladores musicales y varios cantantes destacados del momento en la ciudad. La Cantata, vale aclarar, es una obra integral, con 60 artistas en escena, que cuenta la historia de la ciudad y región desde los primeros asentamientos aborígenes hasta los años 80. La primera parte llegaría hasta la aparición del cine. Los relatos fueron escritos por el historiador Bernardino Calvo, los poemas de Rubén y la composición de la música de los poemas y la interpretación como solista estuvo a mi cargo. ¡Toda una proeza para entonces! La Cantata fue presentada en el Teatro San Martín de Buenos Aires, en la Casa de la Cultura de Buenos Aires, en el Teatro San Martín en Córdoba y varias funciones a lleno total en el Teatro Verdi. Asimismo, sigue latente la idea de reeditarla para que las nuevas generaciones conozcan su historia local a través del arte.

-¿Qué aspectos reconocés que mantenés de la simbiosis que tenías con él?

-Desde nuestros comienzos existió el respeto y la valoración por el otro abajo y arriba del escenario. Siempre admiré su talento creador como poeta y como decidor, muchas veces, hasta de cosas indecible. Siempre con su postura comprometida ante el arte y ante la vida. Y él se emocionaba al escucharme cantar, amaba lo que yo hacía y de la forma que lo expresaba sobre el escenario, siempre con total libertad por parte de los dos. Ese ha sido el secreto, tal vez, de haber podido compartir durante tantos años el escenario, no solo con la música y la poesía, sino también con el teatro para niños y jóvenes (que no es tarea simple de realizar). De mi parte, no lo sé. Seguramente él pudo rescatar mi acompañamiento hasta el final y “esa voz tuya… como de pájaros al viento” (como él me decía).

-Estás haciendo radio en la AM LV28. ¿Por qué nació la idea de realizar este proyecto paralelo?

-Desde mi infancia, mis padres me brindaron la maravillosa posibilidad de expresarme a través de las diferentes ramas del arte, por eso, tal vez, será que canto, me gusta bailar, escribo, compongo canciones, trabajo y juego con la voz, pinto. Pensé entonces que éstas podían ser herramientas que me aportarían para la comunicación.  Tenía poca experiencia en un medio radial, era un nuevo sendero por el que debía transitar y de alguna manera, descubrir. Fue todo un verdadero desafío.  Así nació “Voces en la Noche” en los domingos nocturnos, con el gran operador Rubén Darío Jara, que desde hace tres meses se pasaron a la tarde del sábado con “Voces en la Tarde”, de 16 a 19.

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