Una comedia cordobesa que habla del amor, la amistad y de nosotros

Un grupo de vecinos habitan una pensión –que puede estar ubicada en cualquier parte de nuestra Córdoba- y deben atravesar dos problemas: un posible desalojo y evitar que una vecina, la Carmen, quede “turuleca” para todo el viaje.

Para todo esto antes definido existen tres factores que podrían sacarlos airosos: la complicidad, el amor, la solidaridad y la simpleza. Y tal vez lo antes definido sea el mensaje final que esconde entre sus risas Las mil y un goteras, pieza teatral reestrenada por la compañía La Fuereña el pasado miércoles en un Centro Cultural Leonardo Favio que tuvo localidades agotadas. Algo meritorio para el arte dramático y para la cultura a nivel local.

¿Qué trama la trama?

Todo transcurre en un patio, donde los vecinos se reúnen para comentar sus peripecias, su situación y además, para presentar qué función cumplirán en la obra.

La pieza, escrita por Joaquín Chávez y adaptada y dirigida por Mauro Adán, permite que todos los personajes puedan brillar, tengan su estilo y sean necesarios.

La Mechi (Betty Morales) y el Oscar (Mario Massino) son los dueños de un espacio donde abundan los problemas (como las goteras) y que va a verse atacado durante el avance del argumento.

Y el hecho de que estén puestos los artículos “la/el” antes de los nombres tienen que ver con el lenguaje coloquial que manejarán para poder ubicarla en nuestra provincia y definir a personajes que pueden ser un espejo barrial. La ironía, el repentismo, la gestualidad y también un lenguaje donde cada uno va exponiendo quién es y de qué está hecho, son suficientes para entender que puede haber diferencias, pero a fin de cuentas todos nos parecemos un poco.

De igual manera, el desempeño de la Mechi y el Oscar no sería el mismo sin la participación del resto de los actores: El Mario (Pedro Costa); La Ernestina (Graciela Zeballos); La Emilia (Angélica Zoratto); La María (Gabriela Amante); La Carmen (Chela Giachero); Francisco Sainz (El Lito) y Las Respingadas: Haydée y Reneée (Silvia Dolcemascolo y Mary Finelly, respectivamente).

Otro desprendimiento, respecto a los personajes (que redondean una excelente tarea y, por momentos, rompen exitosamente la cuarta pared) es que más allá de todo lo que pase, tampoco se puede perder la esencia y el amor por lo propio.

Por momentos, el público se encuentra mágicamente haciendo palmas junto a los actores y siendo cómplices de una experiencia realmente nutritiva; y es porque si un par de minutos te cambia el humor, y los problemas pasan a ser de otros, vale la pena.

Respecto a posibles funciones, desde La Fuereña informaron que prontamente habrá novedades, por eso es necesario buscarlos a través de sus canales disponibles en las redes sociales.

Daniel Rodríguez

Comentarios