“Estoy fogueando las canciones como hacíamos con Serú Girán”

Escribe Juan Ramón Seia
De nuestra Redacción

-Días atrás se celebraban los 40 años del lanzamiento del disco "La grasa de las capitales" con la esperada reedición a partir de las copias de seguridad de la grabación, rescatadas por el Instituto Nacional de la Música (INAMU). ¿Fue muy dificultoso el trabajo de limpieza y adecuación que debieron realizar junto a Ariel Lavigna? 

-No diría dificultoso, pero sí fue un trabajo denodado, muy intenso de muchísima dedicación, de cuidado. Es una música que sabemos que está guardada en el corazón de mucha gente, así que pusimos lo mejor de nosotros para recuperar ese audio de la mejor manera posible y ponerlo en valor al día de hoy. Por supuesto, siempre respetando la estética original que sonara como un disco de los 70 (que es lo que es), pero que estuviera en valor al día de hoy, que al oído moderno suene potente, suene rico y suene cálido.

-¿Dicha celebración que fue presenciada junto a David Lebón y Charly García, posibilitaría un nuevo encuentro de Serú en los escenarios? 

-No tenemos nada planeado con los muchachos de volver a tocar. Es siempre una posibilidad porque nos queremos mucho, somos grandes amigos y tenemos una complicidad musical a prueba de todo; pero no hay nada planeado al respecto. Sí estamos disfrutando mucho esta reedición porque le está haciendo justicia a esa música que se grabó hace 40 años y poniéndola en valor al día de hoy.

-Hace poco salió a la luz el álbum elaborado junto al músico chileno Manuel García. Fue poco antes de las revueltas en el país vecino. ¿Se podría decir que ese disco resultó como un "Abrazo de hermanos"?

-Sí, por supuesto. El disco que hicimos con Manuel se llama así porque no solamente es un abrazo de dos colegas que se admiran, quieren y respetan mutuamente, sino que también es un abrazo de hermanos culturales. Nuestros dos países, Chile y Argentina, son países hermanos en profundidad que comparten tantísimas cosas en su cultura y en su historia. A mí, como argentino que ama a Chile, me tiene preocupado y me tiene dolorido pero al mismo tiempo esperanzado porque creo que es un grito de justicia que está exigiendo que se respeten sus derechos. Todavía en Chile hay cosas que quedaron como resabios de la dictadura de Pinochet y la gente está exigiendo que eso cambie, que se cambie su Constitución y que se respeten sus derechos y eso lo celebro y lo aplaudo.

-Estás presentando y "testeando" tu nuevo material en los diversos conciertos antes de dejarlo plasmado en una nueva producción. ¿Qué has percibido en cuanto a la recepción de la nueva camada de obras por parte del público? 

-Sentí que las recibían muy bien. Es un poco una prueba de fuego para canciones nuevas testearlas antes de grabarlas. Eso también hacíamos con Serú Girán y es una buena manera de probar las canciones y foguearlas en el escenario ante la calidez del público. Uno puede tomar la temperatura de lo que pasa con la gente y lo que pasa con las canciones. Uno encuentra alguna corrección, algún enfoque diferente de algún arreglo que la canción está pidiendo. Es una buena manera de envejecer las canciones, en el sentido vitivinícola; envejecerlas antes de ponerlas en botella, que sería publicarlas en un disco. Les hace bien que tomen ese contacto con la gente y que maduren de alguna manera.

Haciendo el “Chu 

chu uá” con Piñón

-El domingo pasado se presentó en Villa María Piñón Fijo, quien comentó que se había convertido, en forma casual, en un amigo tuyo con quien compartían charlas y zapadas de letra y música. ¿Cómo se logró esa sociedad creativa, a priori, tan impensada?

-Con Piñón nos hicimos amigos de una manera muy divertida y muy simpática. Yo tenía ganas de celebrar mi cumpleaños en 2011. En el Teatro Coliseo quería tocar, y entonces le pedí a mi mánager que averiguara si el teatro estaba disponible. Y Piñón estaba haciendo temporada porque era vacaciones de invierno. Y cuando me dijo eso, le pregunté si podíamos ver la posibilidad de hablar con la producción y ver la forma de hacerlo y fue muy generoso. La devolución de Piñón, en forma de chiste fue: “Si me deja tocar una canción con él, por supuesto que le presto el teatro” (risas). Y me volví loco. Me encantó la posibilidad de hacer algo juntos y me pareció tan genuino su gesto y tan generoso que nos hicimos grandes amigos y descubrí que además de un gran artista es un gran tipo. Por supuesto que esa noche tocamos juntos, hasta hice la coreo del “Chu Chu uá” (risas), y también tocamos “Nene, dejá el chupete” y ahí nos empezamos a invitar mutuamente a conciertos y empezamos una sociedad creativa más profunda. Ya escribimos tres canciones juntos y seguramente vendrán muchas más, cosa que me pone muy contento.

“Estoy esperanzado con el nuevo gobierno”

-Años atrás habías declarado que tenías "una ceja levantada" por el gobierno anterior y otra por el Gobierno de Macri, aunque advertías cierta ola neoliberal. ¿Qué expectativas tenés sobre el gobierno entrante? 

-Creo que la ceja levantada es un buen modo de encarar la realidad en cuanto a la política para un comunicador social, como somos los músicos. Parto siempre de una mirada cauta y de una mirada que no se deja seducir fácilmente y que no sigue ningún dogma. Creo que en esa libertad de pensamiento e independencia  hay algo muy valioso y esa es la manera de juzgar el accionar de un gobierno. En cuanto al gobierno entrante estoy esperanzado como una gran parte de los argentinos está. Incluso la gente que no votó al nuevo gobierno tiene una esperanza de un cambio y espero verdaderamente que las cosas mejoren para todos. Ese juego democrático de la alternancia y la posibilidad de que nos podamos expresar por distintas vertientes políticas en un punto es saludable, porque permite que no haya una única mirada de la realidad. Está bueno que tengamos un diálogo de pensamiento.

-Por último, ¿siguen en pie tus proyectos paralelos y extramusicales como la línea de vinos junto a Marcelo Pelleriti y tu veta poética? ¿Has descubierto otra vocación o hobbie nuevo en los últimos tiempos?

-Siguen en pie todos esos proyectos. Con Marcelo hacemos Abremundos y me llena de placer. Esto también es un proceso muy  creativo el hacer vino tanto como hacer música. En cuanto a la veta poética siempre sigo escribiendo; de hecho, cuando estoy escribiendo mucho. Esto se vuelca a la música, por supuesto, y encuentra su manantial para correr por ahí. Por otra parte, la fotografía ha tomado mucho de mi tiempo y a veces se vuelca en las imágenes para mi show. Yo mismo me encargo de hacerlas para que acompañen mis canciones. Es un lindo trabajo donde vuelco lo creativo en cuanto a lo visual.