“La relación arte y mercado es un misterio”

Anoche se llevó a cabo el segundo concierto especial en el marco del 7º Congreso Latinoamericano de Formación Académica de Música Popular en el Campus de la UNVM, con la participación del rosarino Jorge Fandermole y el chaqueño Julio Alberto “Coqui” Ortiz.

Previo a la presentación, ambos músicos dialogaron brevemente con El Diario. La primera pregunta apuntó al eje temático del evento, la denominada “mediatización tecnológica”: “Realmente no tengo una estrategia formal y acabada sobre cómo se debe trabajar con las tecnologías en cuanto a la producción de un disco o su difusión, pero reconozco que es importante. En cuanto a las redes sociales sé que es importante pero no estoy pendiente de ello, requiere de mucho tiempo y energías”, contó el exintegrante de la Trova Rosarina.

-¿Están atentos a lo nuevo que suena actualmente?

-F.: La cantidad y diversidad de información musical es tan grande, y cruzada por varios intereses, que cuesta mucho hacer una tarea de selección. Busco buenos referentes, como Fabián Gallardo, quien no solo sabe de pop y rock, para guiarme.

-O.: A mí la música nueva también me llega por amigos. Un tiempo atrás toqué con Diego Pérez de Tonolec, a quien conocía de chico, y ahí también pudimos conectar dos universos diferentes. En general me gustan muchas músicas y me divierto tocando cumbias, por ejemplo.

-¿Creen que cada vez es más permeable el mundo académico respecto a la música popular?

-F.: Soy docente en una escuela municipal en Rosario y no tengo formación académica, pero formo parte por la práctica y la relativa idoneidad. Entiendo que el ambiente académico está más permeable a todo lo que ocurre en ese universo inabarcable de música que se genera fuera de la academia. Y presiento que todo ese gran género que es el folclore puede capitalizar lo que ha cosechado como bagaje a nivel intuitivo a través de una formación sólida y académica de los lenguajes, lo que le permita comunicarse rápidamente con la gente de lo clásico, de lo contemporáneo o el jazz.

-O.: Veo muchos acercamientos, por supuesto. De todos modos, es cierto que la música popular tiene tantos matices y una enorme cantidad de recursos sin codificar que son difíciles de transmitir y que uno los aprendió viendo e imitando.

-¿Son reacios a la palabra “hit” o que “Oración del remanso” sea considerada como tal?

-F.: No me molesta porque me ha dado de comer. Pero eso tiene que ver con los modos de difusión en que la obra dialoga. El hit es aquello que emerge y a la vez condena a la inmersión a todo el resto. Siempre ha pasado porque son mecanismos de mercado y para mí la relación entre arte y mercado siempre es un misterio. A veces sucede que hay temas que caminan solos sin que nadie los empuje a nivel de difusión y otros que, con una difusión fuertísima, salen y al poco tiempo desaparecen.

-¿Les ha pasado que han sabido cómo definir o clasificar su música?

-O.: Eso es algo que tengo que explicar todo el tiempo. Como vengo del Litoral, me preguntan si hago chamamé. Como digo que sí creen que tienen que “prepararse para bailar” y no es así.

-F.: Hay una avidez clasificatoria que casi es imposible escapar. Creo que todo lo que se va produciendo en materia de música es parte de un proceso de evolución que tiene infinitas ramas y uno sabe bien para dónde va a disparar. Hay gente que te dice “folclore hacemos nosotros, ellos hacen chamamé”, como si fueran cosas totalmente distintas. Los estilos musicales van por otro lado, tienen que ver con la sonoridad y los instrumentos que se usan. A veces, un instrumento se usa de una manera no habitual y lo que resulta decide llamarse de otra forma.

Duratierra cierra el congreso

Hoy a la mañana se hará la última jornada del Congreso de Música Popular en el Campus de la UNVM con mesas temáticas. Y a las 13.30 se desarrollará el concierto final con el grupo Duratierra.