Producen abono a partir de los residuos de los porcinos

Chancho limpio

sábado, 30 de noviembre de 2019 · 10:30

La producción y el consumo de carne de cerdo en la Argentina crecieron notablemente en los últimos 15 años, acompañados por una gran generación de estiércol en los establecimientos porcinos, comienza diciendo el informe del sitio Sobre la Tierra, de la Facultad de Agronomía de la UBA. Estos residuos -sigue- orgánicos pueden contener metales pesados, sales en exceso y microorganismos patógenos, lo cual los convierte en fuentes potenciales de contaminación de aire, suelos y aguas. Para encontrar una forma adecuada de tratarlos, un estudio del INTA y de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) en la zona núcleo de Córdoba-Buenos Aires logró convertir los residuos sólidos y líquidos de esta producción en abonos orgánicos. Los resultados preliminares como fertilizante son alentadores.

“De 2005 al presente, el consumo de carne de cerdo en la Argentina aumentó de 5 a 15 kilos al año por habitante, y esto se logró incorporando mucha tecnología e intensificando la producción. Es cierto que la calidad de los cerdos subió, pero, como contrapartida, la enorme acumulación de residuos orgánicos sin una gestión correcta genera problemas de plagas -moscas, roedores, etc.- y puede ser contaminante. Por eso estudiamos cómo procesarlos para minimizar su impacto ambiental y para usarlos luego en la agricultura”, dijo Nicolás Riera, egresado de la Maestría en Ciencias del Suelo de la Escuela para Graduados de la FAUBA.

El consultado se desempeña como profesional del Laboratorio de Transformación de los Residuos del INTA Castelar. Su idea de trabajo de posgrado fue encontrar los mejores tratamientos para convertirlos en enmiendas o fertilizantes inocuos para la producción agrícola extensiva e intensiva.

“Lo primero que hicimos fue caracterizar los efluentes líquidos y los residuos sólidos del sistema de producción llamado de cama profunda, provenientes de establecimientos en confinamiento”, afirmó Riera, y agregó que el siguiente paso fue investigar distintos métodos para estabilizar los efluentes y los residuos sólidos. “Con los efluentes líquidos usamos un sistema llamado geofiltración, basado en la aplicación de compuestos coagulantes y floculantes, a escalas de laboratorio y piloto. Los resultados mostraron que esta tecnología es muy buena para retener sólidos y remover nutrientes. Por ejemplo, logramos retener hasta el 90% de los metales pesados cobre y zinc, el 70% del fósforo, el 85% de los sólidos suspendidos totales y casi el 100% de los organismos parásitos”, destacó.

“Por otra parte, a los residuos sólidos los compostamos a escala de laboratorio y a campo. Los datos mostraron que en 70 días se logró la higienización adecuada del material, y los ensayos en invernáculo que hicimos posteriormente en el Instituto de Floricultura-INTA Castelar demostraron que este abono es perfectamente viable si se lo aplica hasta 10-15 litros por metro cuadrado”, puntualizó el investigador.

“Por lo general  los establecimientos porcinos en la Región Pampeana tienen una superficie agrícola donde el cultivo principal es el maíz; este grano representa hasta el 60% de la dieta de sus cerdos. Por eso, mi intención es ayudar a generar un círculo en el que el mismo productor estabilice los excrementos para luego aplicarlos en su establecimiento para aumentar los rindes de su maíz o bajar sus costos”, concluyó el especialista.

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