Entrevista a Jimena Rodríguez, geóloga, docente de la UNVM

Saber de suelos, la llave para cuidarlos

¿Se pueden convertir suelos no productivos en productivos? ¿Vale la pena? ¿Qué consecuencias tiene? Estos y otros temas fueron motivos de una charla con la especialista en suelos del Instituto de Básicas de la UNVM Jimena Rodríguez

Cualquier momento es oportuno para reflexionar sobre los recursos con los que contamos para la producción. Particularmente en este caso, en la previa del Día del Ambiente (se conmemora mañana), consultamos sobre suelos a Jimena Rodríguez,  licenciada en Geología, docente de la carrera de Ambiente de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), quien está terminando su doctorado en la especialidad de suelos.  “El suelo es la piel de la tierra. Es esa pequeña capa que recubre la superficie terrestre, donde se registra toda una historia, porque para llegar a tener un suelo, han tenido que pasar entre 1.000 a 10.000 años. Además del tiempo, hay otros factores. El relieve, es decir, el lugar donde se encuentre en el paisaje;  la biología, que es la flora y fauna. En síntesis: clima, tiempo, biología, relieve y el material originario, que puede ser roca o sedimentos”, dijo.

A la hora de hablar por qué es indispensable para la vida, cuidar del suelo, valoró que teniendo en cuenta solo el tiempo que demoró en formarse “tenemos que saber que con acciones negativas podemos degradarlo rápidamente”.

“El suelo es el sostén de la biodiversidad, es el filtro para muchos contaminantes, es el espacio de retención de agua, es el recurso a partir del cual se sostiene el alimento en nuestro planeta y cumple un rol fundamental en el ciclo del carbono y del nitrógeno”, señaló la especialista, enumerando alguna de las funciones centrales.

 

¿Qué pasa si lo descuidamos?

“Notamos que hay muchas acciones de descuido que se realizan por desconocimiento, por eso es importante el saber, tanto en las ciudades como en las zonas rurales”.

“En las ciudades, la simple acción de tirar un papel al piso lo afecta; pero también una mala planificación de un pueblo o ciudad. Por ejemplo, si sabemos que determinados suelos tienen capacidades para producir alimentos, nos preguntamos por qué se destinan esos suelos para instalar una industria. Eso tiene que ver con el desconocimiento y la mala planificación”, dijo.

“En las zonas rurales hablamos de mal uso cuando no se hace una buena rotación de cultivos, cuando no se mantiene una buena cobertura vegetal. Esto es importante, porque el suelo que se pierde, no se recupera más”, señaló, advirtiendo que en los primeros centímetros está la mayor parte de materia orgánica.

 

¿Hay remedio?

Lo que hay que hacer para recuperar las propiedades de los suelos dependerá que qué se haya modificado. “Cada suelo está definido por su calidad inherente, que es lo  que lo define; y la dinámica, que es lo que adquirió después de la intervención humana o de procesos naturales que generaron cambios”, dijo.

Advirtió también de la importancia de saber qué se puede modificar y qué no: “Muchas veces, quieren cambiar un suelo que de manera inherente es salino para que produzca cultivos. No siempre es recomendable, porque es probable que tiendan a volver a ser salinos”, dijo.

También dijo que no era recomendable usar espacios que tienen otra función en el paisaje para los cultivos, como viejos cursos de río, por ejemplo.

“Hay otros suelos que sí tienen una calidad productiva inherente. Son los que más hay que cuidar porque cuentan con una larga historia agrícola”, planteó. “En estos casos, dependiendo de que materia orgánica se haya perdido, hay que reponerla, pero entendiendo que la que se incorpora, ya sea en sistemas hortícolas o agrícolas, no va a ser la misma que la formada naturalmente, que tiene una evolución de mayor tiempo”, aseveró.

Para cerrar expresó: “Hay muchas fechas en el calendario que nos ubican la agenda ambiental en un tiempo y en un espacio, pero no nos debemos quedar con un día, porque el cuidado es diario y diarias deben ser las acciones”.

 

Capacitación - Taller para empresas agropecuarias

El 10 de junio será el primero de cuatro encuentros  del programa de “Bienestar Organizacional”, que tiene el propósito de facilitar a los gerenciadores de empresas del sector agropecuario, herramientas de gestión del personal.

Estará coordinado por el ingeniero agrónomo Claudio Amengual y la comunicadora social Laura Varetto.

Se llevará a cabo en AERCA. El primer encuentro, como dijimos, es el 10 de junio. Seguirán los siguientes los días 16, 24 y 8 de julio, siempre en el horario de 14 a 16. La actividad es arancelada y tiene descuentos para los socios de la gremial empresaria.

Los impulsores de la iniciativa señalaron que el taller “surge de una serie de encuestas realizadas en el segmento del agro, de acuerdo a las cuales las mayores preocupaciones giran alrededor de los problemas de entendimiento, comunicación y una inadecuada gestión de las emociones”.

Cada encuentro girará en torno a un eje temático: los dos primeros abordarán la comunicación efectiva, el tercero la inteligencia emocional y el cuarto, tratarán el liderazgo.

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