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Pasó Rivadavia y hubo de todo

El clásico terminó 2 a 2 y el Verde clasificó a cuartos. El Rojinegro terminó con cuatro menos y explotó cuando le anularon un gol sobre el final del partido. Agredieron a un asistente y hubo corridas y piedrazos
lunes, 18 de octubre de 2021 · 15:06

Escribe: Juan Manuel Gorno

 

El clásico cabralense no tuvo ganadores en los dos partidos, aunque su segundo capítulo, escrito ayer en cancha de Rivadavia, dejó al Verde clasificado a cuartos de final y a la serie cargada de polémicas, goles, expulsiones, héroes y villanos, segmentos positivos, otros ampliamente negativos, y un final preocupante, que debe poner en alerta a quienes aman este deporte para que no vuelva a suceder.

Esta vez, los clubes que dividen la pasión en Cabral empataron 2 a 2, aunque el resultado fue consecuencia de vaivenes pronunciados y termina siendo anecdótico cuando las parcialidades se tiran piedras o los jugadores finalizan a las trompadas en el campo de juego, como pasó.

 

El juego

Sin tener mayor plantel, Colón mereció algo más que Rivadavia en cuanto a su producción futbolística en el segundo tiempo, pero como sucedió en la ida, no supo mantenerse con ventaja en el marcador ni siquiera cinco minutos y tampoco sorteó el escollo llamado Marcelo Berardo, cuando tuvo que traducir sus intenciones en el arco rival.

No obstante, en el primer tiempo la historia fue diferente: Rivadavia manejó la pelota con la dupla Díaz-Bustos, mientras Colón no salía de su libreto de tener más gente en la mitad de la cancha para distribuir con velocidad y atacar por afuera.

A pesar de esto, a los 24 minutos, Torelli rompió el molde y se tiró al medio para habilitar con un toque milimétrico a Agustín Moreno, quien enfrentó a Berardo y resolvió con clase para establecer el 1-0 y darle pimienta al clásico.

Claro que la algarabía visitante duró un suspiro porque Rivadavia, guiado por la sapiencia de Matías Bendazzi, llegó al empate rápidamente.

Apenas dos minutos después del gol rojinegro, el experimentado delantero se dejó caer en el área y el árbitro, Cristian Rivadera, cobró penal sin dudarlo.

A simple vista la falta existió, aunque una grabación televisiva deja muchas dudas sobre si hubo contacto de?Michael Villagra sobre Bendazzi, que para estas cosas sabe más por viejo que por diablo.

Lo concreto es que Lanita Díaz no dudó en hacerse cargo del remate y empatar con un tiro de zurda, al palo izquierdo de Kevin Soppeno. 1 a 1.

Colón sintió el impacto por haber recibido el empate como en la ida, sin mantener la ventaja. Y el Verde, mientras tanto, empezó a aprovechar esas flaquezas del rival, con el juego de Balbas, la movilidad en el ataque de Bendazzi (siempre gestando y provocando faltas)?y los disparos de Jonathan Zabala, que reventó el travesaño con un disparo en una ocasión, desde afuera del área.

Para el segundo tiempo, Nicolás Aimetta cambió el dibujo del Rojinegro y mandó a la cancha a Ramiro Cortez, quien le dio más opciones en ataque que Torelli.

Herido en su orgullo, el Rojinegro le metió el pecho al partido y se adueñó del protagonismo por el sentido de ubicación de Luppo para recuperar la pelota y los punzantes arranques de Moreno, más el despliegue de Luque.

Sin embargo, hubo una incógnita que le costó develar al visitante: ¿cómo vencer a Berardo cuando está inspirado?

Es que, en el balance, el uno fue clave en este clásico.

A los 7’ le sacó del buche el gol a Luque, tras un tiro libre, y dos minutos después, ante el mismo volante, voló de manera espectacular para sacar al córner un violento disparo que se le metía a cualquiera, menos a él.

A pesar de todo, Colón siguió yendo: Moreno tuvo una chance con un remate que se fue al lado del palo y lo mismo pasó con Luque y Cortez, ambos de cabeza.

En el desenlace del partido, con un Rivadavia desorientado sin pelota, otra vez Berardo se convirtió en héroe cuando bajó un centro y tapó magistralmente luego, rebote mediante, el tiro a quemarropa del ingresado Bogni.

Hasta allí se presumía que los arcos se cerraban y el partido iba en una dirección, pero no...

 

El hervidero

De tanto ir, Colón encontró un cabezazo que venció a Berardo cuando corrían nada menos que 43 minutos del segundo tiempo. No obstante, el árbitro cobró posición adelantada, a instancias del asistente Lucas Sánchez, a quien los jugadores de Colón fueron a agredir inmediatamente.

Algunas trompadas y corridas, más allá de los insultos, dejaron al clásico al borde de la suspensión, pero el árbitro decidió seguir y expulsar a tres hombres: Manzanares, Luppo y Cortez, lo que volvió a generar escaramuzas.

Cuando el partido se reanudó, Colón fue a buscar la victoria y quedó tan diezmado que Rivadavia sacó una contra con Lanita Díaz, Bustos y Bendazzi, este último empujando la pelota para el 2 a 1.

Pese a este nuevo revés para el visitante, quedó tiempo para una jugada maravillosa de Moreno, una joya (pasó entre cuatro y sacó un balinazo al lado del palo) que redondeó el 2 a 2 final, más allá de la otra tarjeta roja que vio Luque, por fuerte falta sobre Bendazzi.

Así, sufriendo, Rivadavia logró el pasaje a cuartos de final y dejó caliente a Colón, cuyos hinchas se enervaron más cuando un intruso entró a la cancha y los cargó desde adentro.

Hubo piedrazos, amenazas y atisbos graves que no se transformaron en un mayor problema porque los dirigentes del Verde actuaron responsablemente, sin mezquindades, para custodiar al mejor espectáculo que sigue existiendo en Cabral, gracias al fútbol.

 

La figura

Marcelo Berardo

El interminable arquero de Rivadavia fue fundamental cuando Colón acechaba. La otra pieza clave fue Bendazzi.

 

El árbitro

Cristian Rivadera

Se le descontroló el partido por el gol anulado a Colón, aunque la mayor duda es el penal a Bendazzi. En el resto, actuó sin drama.

 

Ranco volvió a una cancha

Después de más de 15 años, el expresidente de la LVF, Darío Ranco, volvió a una cancha del fútbol local.

Invitado por la dirigencia cabralense, el extitular de la Federación observó el partido junto a los entrenadores Jorge Peñaloza y Víctor Bengoa desde una cabina

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