Refugio en riesgo

La Fundación Mi Protector, que aporta prácticamente el único refugio de animales que existe en Villa Nueva, corre el riesgo de desaparecer.

Así lo hizo saber una de sus responsables, Silvana, quien pide ayuda casi a los gritos para que los vecinos de la ciudad no dejen librado al azar este espacio tan importante no solo para los animales, sino también para todos los villanovenses que no quieren tantos perros callejeros.

Hace poco fue constituida en fundación, pero esa felicidad se mezcló con la desazón porque cada vez menos gente -sobre todo ante la crisis actual- se arrima a colaborar con los animales que necesitan contención.

Silvana escribió lo siguiente:

“Comencé pidiendo ayuda para abrir el refugio que es hoy hace más de cinco años en la Municipalidad. En ese entonces se me dijo primero que empezara y luego me apoyarían. Así hice, lo empecé alquilando, pagando de mi bolsillo. Y luego, más o menos al año, con ayuda de donaciones y aporte de la Muni, en ese tiempo con Guillermo Cavagnero, le dimos un rumbo al lugar. Ahora, bajo la Intendencia de Natalio Graglia, nos dan 10 mil pesos al mes, con lo que pagamos alquiler, y 15 mil para castraciones, que se destina a los que recogemos, curamos y damos en adopción o a los q aun están en la calle.

Eso nos ayuda muchísimo, pero hemos seguido pidiendo un lugar propio, al menos financiado. Hoy no contamos ni con un contrato en el lugar donde estamos.

Ya nos hemos mudado antes y se pierde material, tiempo y fuerzas que ya no tenemos; somos pocas mujeres y algún marido que por ahí se suma, como el mío. Y nada más.

Desde el municipio no disponen hoy de un lugar acorde a lo que se necesita. Y por ahora es la única ayuda que tenemos en este tema.

En ese contexto, de no tener ayuda de alguien que nos pudiese financiar un lugar propio, deberemos detener nuestras actividades, dejar de recibir y ayudar animales y, por el contrario, esforzarnos en dar los que tenemos, pues no es descabellado que el señor que nos alquila nos pida el predio. Nos alquila por poco dinero y no le conviene realmente en lo económico que estemos allí. Nos da una mano, pero es tierra familiar, no personal.

No podemos arriesgarnos a que nos pidan el lugar y tener que abrirle las puertas a los animales a la calle, sobre todo a los cuatro agresivos que tenemos (no con gente, pero sí con otros perros).

En lo personal llevo más de cinco años resolviendo gratis lo que el Estado o la sociedad en sí debe resolver, pero sin armas, ya no puedo seguir peleando, no a riesgo de dejarlos en la calle mañana y tengo seis animales en casa, otra de la chicas tiene ocho, la otra cuatro. Y así con el resto. Somos menos de 10 personas albergando animales que podrían estar en otra situación si no fuera por esta contención.

Necesitamos ayuda, aunque sea para ver si llegamos a alguien a quien le importe un bledo lo que hacemos y nos quiera ayudar. Sé que es un milagro, pero también sé que existen esas personas.

Gastamos casi 16 mil pesos en balanceado al mes, otros miles en veterinarias, desparasitarios y pipetas. 

No es fácil y, aun así, hemos sobrevivido. Pero siempre con la esperanza de tener un lugar propio mínimo, ya que trabajamos gratis, así por fin podemos mejorar las comodidades para ellos y los futuros que ingresen.

Necesitamos un lugar propio para no dejar a los animales en la calle cuando nos quedemos sin alquiler.

Somos agradecidos de lo que nos han dado desde la Municipalidad, pero lo único que necesitamos hoy es un lugar para seguir laburando, gratis, pero tranquilas de que existe futuro y techo seguro para ellos durante todas sus vidas, no temporal.

Hace unos días se rompió nuestra bomba, lo que nos dejaba sin agua para los animales, pero gracias a Gustavo Ahumada y su donación de una bomba que tenía en casa, pudimos cambiarla y continuar con el agua fresca para todos.

Esos gestos nos ayudan. Esperemos que se sigan sumando, que nos ayuden, que adopten a los animales que tenemos. Y que por fin alguien nos lleve hasta el lugar permanente”.