Día Nacional de la Juventud - Psicólogo de la Sedronar brindó a estudiantes una charla sobre el consumo de sustancias

Las drogas, sus promesas y sus trampas

Mansilla habló de las sensaciones positivas y el placer que genera el consumo de sustancias y también de las consecuencias posteriores, las pérdidas y los costos que ocasiona
miércoles, 18 de septiembre de 2019 · 11:30

El psicólogo Juan Carlos Mansilla, director del área de Desarrollo Territorial de la Secretaria de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), disertó sobre “Las drogas y sus promesas”.

La charla estuvo destinada a jóvenes y estudiantes del IPEM 147 Manuel Anselmo Ocampo, y fue organizada por el Colegio de Psicólogos de Villa María y el Centro de Acceso a la Justicia (CAJ), en el marco del Día Nacional de la Juventud.

“Lo que se hizo fue un conversatorio, porque no solo se brindó información sobre las drogas a los chicos, sino que se les dio participación. Los jóvenes ya tienen información sobre sustancias, tienen ideas formadas y también experiencias con respecto a este tema. La actividad se inició con disparadores sobre lo que la droga promete y que el consumo de alguna manera cumple, ya que no se puede centrar el uso de drogas solo en el aspecto negativo, porque entonces no se explica por qué entrampan”, explicó Mansilla en diálogo con El Diario.

“Si las drogas entrampan es porque generan algo positivo, algún tipo de ‘recompensa’, por ejemplo, desinhibición para socializar y otras sensaciones como sentirse poderoso, o más adulto, o más capaz. Pero luego mostramos la trampa en la que se constituyen y aclaramos la pérdida que generan las sustancias, como la pérdida de un crecimiento emocional, social, de responsabilidades y en la consecución de proyectos de vida”, señaló.

“Luego los chicos hicieron preguntas, demostrando cuán cerca están del contacto con las sustancias, preguntaron sobre las mezclas de fármacos legales, sobre el consumo de energizantes, que asociados con el alcohol generan un mayor consumo de bebidas alcohólicas, mencionaron la mezcla de alcohol y sustancias, es decir, como preocupación hicieron énfasis en el abuso de drogas legales, como psicofármacos, energizantes, alcohol”, indicó.

“También se centraron en las consecuencias del consumo de marihuana, que pone en funcionamiento mecanismos de alegría, pero los costos son dificultades para estudiar, para concentrarse, para mantener la atención en cosas cotidianas”, sostuvo Mansilla. “Cuando se habla con adolescentes, no hay que esquivar el factor placer de las drogas como la puerta de entrada, pero hay que ponerlo en la balanza y evaluar qué sería una decisión inteligente ante ese tipo de alternativas, por eso mencionamos los costos, cómo mueren los jóvenes, la accidentología vial por el consumo”, afirmó Mansilla, quien invitó a los directivos a trabajar los ejes de la charla en el aula.

“La prevención no empieza y termina en una charla”, agregó.

“Un factor de riesgo en el inicio del consumo y en la continuidad es la cercanía con personas afectivamente relacionadas que consumen, la mayoría de las veces la droga llega al joven por un amigo que quiere compartir algo que vivió como positivo. También hablamos de la responsabilidad de la amistad de ayudar cuando se detecta el abuso en el otro”, remarcó.

 

Mujeres, pobres y adolescentes

“La Sedronar tiene estadísticas a nivel nacional, pero localidades más grandes, como Villa María, tienden a mostrar una similitud con la provincia a la que pertenecen. Preocupan el consumo de alcohol, porque casi el 80% de los adolescentes de 16 años ha tenido contacto con él, y el crecimiento de la marihuana”, apuntó Mansilla.

“En los últimos 10 años el consumo de marihuana se ha triplicado a nivel nacional, pero Córdoba sigue más o menos ese registro. El avance del consumo de marihuana no solo es en Argentina, sino en la región por la instalación del concepto de uso recreativo, medicinal, que le ha quitado en cierta medida la situación de riesgo y tiene casi el comportamiento de una droga legal, aunque está en una etapa experimental”, apuntó.

“El consumo de cocaína también ha crecido, pero según los sectores sociales hay una distribución de mayor o menor calidad; el paco se viene manteniendo en el consumo, pero está supeditada a territorios específicos, no tiende a diseminarse, se vende en los lugares donde se corta la cocaína”, precisó.

“Cuando uno ve la curva epidemiológica, se observa que el consumo es cada vez más pobre, más femenino y más adolescente. Si uno toma la curva de cómo va avanzando el consumo, se ve que en el abuso de alcohol la mujer casi ha igualado al hombre, y en cuanto a otro tipo de sustancias, como cocaína y marihuana, no tiene tanta prevalencia como en el varón, pero el aumento va mostrando que la población que crece es femenina, pobre y adolescente”, concluyó.

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