Hermanadas por el dolor y la lucha

Bajo una persistente llovizna, en la madrugada del 13 de marzo de 2005, cinco jóvenes que iban sobre ruta 9, en cercanías a la generadora de EPEC, impactaron contra un colectivo. Los cinco fallecieron.

Cuatro  años más tarde, en agosto de 2009, en la esquina de Alem y San Juan, un joven cadete quedó tendido en el piso como consecuencia del choque con un auto que cruzó el semáforo en rojo, tal como quedó demostrado en el juicio que terminó en condena a la conductora a tres años de prisión en suspenso.

Entre los cinco jóvenes del primer accidente está Daniel Osorio y el cadete del segundo siniestro vial es Damián Deheza. Ambos son primos, hijos de Susana y Lucía Gigena, respectivamente.

Las hermanas comparten el dolor, pero también la necesidad de luchar para mejorar, de una vez por todas, el tránsito en Villa María. Por eso, decidieron traer a esta ciudad la campaña “Estrellas Amarillas”, que promueve el pintado de una estrella de ese color en cada lugar donde hubo una víctima fatal.

El jueves último, repintaron la estrella de Damián. En esa oportunidad, las hermanas Gigena dialogaron con El Diario.

“Duele más cuando vez que hacés el sacrificio de dejar el rencor de lado para ayudar a los demás, pero no toman conciencia. La gente de Villa María es indiferente, anda sin casco, cruzan el semáforo en rojo. Así mataron a mi hijo”, dijo Lucía, mamá de Damián.

Desde que iniciaron la campaña de concientización (en febrero de 2010) llevan pintadas 78 estrellas que representan otras tantas víctimas fatales de siniestros viales. “La mayoría son jóvenes, muchos de los cuales tenían entre 18 a 19 años”.

Susana anticipó que la semana entrante van a repintar las estrellas de su hijo, Daniel Osorio, de  Nicolas Piraíno, Marcelo González, Matías Migoya y Cristian Blanda, los que murieron con él.

“Va a hacer 15 años sin justicia. En este caso que fue tan terrible, no hubo un fiscal y la causa se cerró sin que ni siquiera me avisaran. Vino el chofer del colectivo a declarar y se fue, no hay nada en la Justicia después de un choque en el que murieron cinco chicos”.

“Nosotros seguimos luchando, por nuestros nietos, por todos. Pero el vacío que llevás adentro es inmenso”, agregó.

Lucía recordó que a ella le tocó hacer los trámites cuando murió su sobrino “porque Susana y mi cuñado estaban destrozados. Yo siempre le preguntaba: cómo hacía para seguir viva. Y a los cuatro años me pasó a mí”.

Más allá de estar hermanadas en el dolor, siguen insistiendo en la concientización. “No nos van a devolver a nuestros hijos, pero tratemos de que no haya que pintar más estrellas”, plantearon.