Historias de vida - Claudia Quiroga terminó ayer la carrera de Bibliotecología en el Inescer

Cumplir los pendientes: una mujer que se animó a estudiar después de los 40

De tantas historias de fin de curso, elegimos la de Claudia, una mujer que cumplió el deseo de estudiar, mientras cuidaba de sus hijos. La importancia del apoyo familiar y de una institución que contempla los horarios de trabajadores
domingo, 19 de diciembre de 2021 · 08:30

En una habitación de su casa en barrio Las Playas, Claudia Quiroga de Vidal aprobó ayer, de manera virtual, la materia Procedimientos de la carrera de Bibliotecología que se dicta en el Inescer. Así, completó, a sus 43 años, su formación terciaria.

Desde la cocina de la casa el marido y los hijos la esperaban para celebrar, y también una vecina, Liliana Costabella, quien tuvo mucho que ver en el camino académico de Claudia.

“Antes de 2019 yo trabajaba en una rotisería y me estaba yendo mal. Tiraba currículums por todos lados pero nadie me llamaba”, comienza diciendo a El Diario la flamante bibliotecaria.

“Un día, charlando con Lili, mi vecina y amiga, me enteré que ella era docente en el Inescer. Yo le contaba de mis preocupaciones y lo difícil que era el mercado laboral para gente de mi edad. Ahí ella me habló de una carrera nueva. Me acuerdo que le pregunté cuántos meses duraba y ella me dijo que no, que no era un curso, era una carrera de tres años”, recordó.

Tres años le parecía un tiempo infranqueable en ese entonces, cuando pensaba más en las urgencias y en el llamado de algún lugar de los tantos en los que había dejado el currículum. Pero igual se animó y se inscribió. “Me apoyó mucho mi marido, que me dijo que si era lo que yo quería iba a estar al lado mío. Lo mismo que mis hijos”, dijo Claudia, mamá de dos jóvenes de 16 y 21 años.

 “No sabía qué tanto había que estudiar para ser bibliotecaria, pero después del cursillo, cuando vi de qué se trataba la carrera, entendí la importancia de la formación y además, la disfruté mucho porque me gustó más de lo que me imaginaba. Más aprendía, más me gustaba”.

“También me ayudó mucho el Inescer, porque es un terciario pensado para gente que trabaja. Si bien en ese entonces yo ya no estaba empleada, tenía las responsabilidades de la casa; porque no es lo mismo estudiar a los 40 que a los 18, cuando estás solo para eso y te mantienen tus padres”, valoró.

El primer año de cursado presencial fue muy bueno. “Hicimos prácticas en la Medioteca donde aprendí un montón”. Para el segundo año las prácticas iban a ser en las escuelas secundarias y en el tercero, en la Universidad. “Pero la pandemia complicó bastante esa posibilidad”, señaló la flamante egresada.

“También fue para mi un obstáculo muy grande la virtualidad. En una computadora en mi casa, nos turnábamos con los chicos para hacer las actividades”.

“Yo antes, iba al Inescer y al volver me esperaban con la comida lista. Haciéndolo virtual, yo asumía las tareas de la casa mientras estudiaba. Se complicaba un poco”, dijo.

Pero igual pudo completar su formación en los tres años previstos para la carrera, y ayer celebró el camino recorrido. “Ojalá que esto sea un principio para la llegada de cosas buenas”, deseó.

 

Su historia

Claudia llegó a los 17 años a Villa María desde Buenos Aires. El primer objetivo fue terminar el secundario y lo hizo en un Cenma,donde egresó como segunda escolta. Luego, eligió formar una familia. “Tenía posibilidades de volver a Buenos Aires y estudiar Ciencias Económicas, porque siempre se me dio bien el tema de las matemáticas. Pero elegí, y no me arrepiento, formar una familia”, señaló.

Con el trabajo de albañil del marido y el de ella como gastronómica, sortearon todas las dificultades por las que pasa cualquier familia trabajadora. “A veces nos iba bien, otras no tanto”.

“Yo sabía que me quedaba algo pendiente que era estudiar, por eso hoy estamos tan felices todos, porque ellos me alentaron y yo puse lo mío para cumplir este ciclo”, dijo.

Ahora, espera encontrar un buen trabajo en una biblioteca, donde podrá desempeñarse con la misma dedicación y amor que le pone a todo lo que hace, ya sea estudiar, cuidar de sus hijos o realizar las tareas del hogar.

Pero para ir empezando, ese amor y dedicación lo pone colaborando con la biblioteca de la Copa de Leche “Rayito de Sol”, del barrio Las Playas, que fundó y coordina Liliana Costabella, su amiga y vecina, la que tanto tuvo que ver con esta historia.

“Esto es un mundo nuevo, que me gusta mucho. Rearmar y acomodar la biblioteca de la copa de leche es algo hermoso”, concluyó la flamante egresada del Inescer.

 

La carrera de Bibliotecología, de la que egresó Claudia está suspendida por decisión del Ministerio de Educación, que exige un número de inscriptos para abrir una nueva cohorte.

 

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