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Centralismo porteño, “cordobesismo” o federalismo

Escribe: Juan Quiñones (*)

Las contradicciones de la geopolítica en Argentina se dividen entre las opciones enunciadas en el título, que no son ideológicas, sino políticas, y esto se reflejó en las recientes elecciones provinciales realizadas en La Rioja, La Pampa, Salta, San Juan y Jujuy, que reconocen una realidad distinta, al centralismo porteño de Rodríguez Larreta y al “cordobesismo” de Schiaretti.

Y no es ideológica porque seguramente Morales tiene más coincidencias con Larreta y con Schiaretti, pero no por esto se divorcia de la realidad de las asimetrías y desigualdades que sufre su provincia con respecto a las distintas regiones argentinas, sobre todo con las más favorecidas; por ejemplo, entre la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o la región central con Jujuy.

Esta realidad indica que la República Argentina tiene una estructura económica desequilibrada, con una concentración y riqueza productiva en el centro-núcleo del país y debilidades productivas en las provincias del norte y el sur del país. Por eso, las realidades no solo son distintas, sino también contradictorias: mientras la Región Central reclama políticas de mercado y achicamiento del Estado, por el contrario, las provincias más alejadas reclaman, sin distinción de ideologías, una mayor conectividad de los servicios de transporte, comunicación y energía, que solo un Estado nacional fuerte puede llevar a cabo.

Estas desigualdades estructurales son de vieja data, pero lejos de corregirse se agudizaron con las privatizaciones de los años 90 (Ferrocarriles Argentinos, Aerolíneas Argentinas, Empresa nacional de Teléfonos - Entel), Correo Argentino y Yacimientos Petrolíferos Fiscales - , entre otras).

No comprender estas realidades explica el desacople entre quienes quieren un Estado nacional con una mayor integración territorial, que favorezca una mayor producción exportable y el comercio interno de las economías regionales, por un lado, y quienes quieren hacerlo desaparecer, por el otro.

En las provincias, la democracia recupera un sentido de lo que debería ser, es decir, la voluntad soberana del pueblo, que los sectores más favorecidos de la CABA y la Pampa Húmeda manifiestan como decisiones en las que solo el mercado debe intervenir y la política no debe regular. Es decir, las derechas conservadoras del interior tienen diferencias con las visiones de las derechas urbanas, que son más extremas y están vinculadas a la especulación financiera, la dolarización y el achicamiento del Estado.

Ni el “cordobesismo, ni el centralismo porteño van a lograr que las ideas del federalismo, incluidas las de las derechas provinciales, sean uniformes”. Y esto es así porque el federalismo nunca fue y todavía quiere ser, Y esta es una muy mala noticia para la Corte Suprema de Justicia, que, en vez de creer en la división de los poderes, se cree dueña de la suma de todos los poderes.

(*) Diplomado en Políticas Públicas en Clave Local por la Universidad Nacional de Villa María

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