Mano a mano

Tiempo de vacas gordas y vacas flacas

Escribe Nancy Musa De nuestra Redacción

Doce mil personas a lo largo y ancho del país tienen un patrimonio superior a los 200 millones de pesos. Cincuenta familias están en el ranking de los más agraciados por la diosa fortuna con riquezas que van desde los 300 millones de dólares hasta los cinco mil millones de la moneda estadounidense.

Las fortunas de los empresarios y las familias más ricas del país reúnen U$S46.440 millones en la tercera edición del ranking que publicó la Revista Forbes en julio de 2020. A través de sus participaciones en múltiples empresas, originan alrededor del 14% del PBI.

Es el país de las vacas gordas en tiempos de vacas flacas. En esa lista de los “50” hay dos cordobeses, uno de ellos de la región.

La pandemia generó en la mayoría de los países del mundo una movida de los gobiernos para construir la pirámide de la solidaridad con la premisa “los multimillonarios deben poner su granito de arena para aliviar la situación de los que más padecen el cimbronazo económico que desató el virus en el Planeta”.

“Uno de los problemas de América Latina es que los ricos no quieren pagar nada”. Una frase de la canciller alemana Angela Merkel en su charla con el presidente Alberto Fernández.

Nobleza obliga a reconocer que algunos de los privilegiados tienen actitudes filantrópicas y están dispuestos a destinar recursos. También es evidente que otros no quieren resignar ni un mínimo porcentaje. Estos últimos cuentan con las operaciones de ciertos medios de comunicación y de un grupo de dirigentes embriagados en la tarea de ser defensores de los poderosos económicamente.

Mienten, inventan hechos, afirman conceptos absurdos, siembran odio. Es el poder económico y sus ramificaciones, débiles y sin raíces, enquistadas en el laberinto del poder político.

En abril de este año, con la pandemia siendo protagonista, el Gobierno comenzó a estudiar la posibilidad de requerir un aporte extraordinario a la ínfima minoría que concentra la mayor parte de la riqueza.

Muchos de ellos amasaron sus fortunas haciendo negocios con el Estado. Concesionarias de servicios públicos, licitaciones multimillonarias, utilización de recursos invertidos por el Estado nacional. La teta del Estado los alimentó, las ganancias fueron a sus bolsillos, a sus cuentas en el exterior.

¿Por qué tendrían que negarse a contribuir al país que tanto les dio? ¿Por qué tendrían que enojarse a la hora de ayudar a la amplia mayoría que contribuyó a engordar sus arcas?

Es demasiado evidente la respuesta, no debería ser motivo de discusión. Lo es.

Ni viviendo 50 vidas podrían gastar toda la riqueza acumulada. ¿Tanto les cuesta sentir empatía por el otro?

El diputado Carlos Heller, uno de los impulsores del proyecto junto a Máximo Kirchner, tiró datos interesantes en las últimas horas. “El 1% de la población adulta del mundo concentra el 44% de la riqueza”. El 1% se queda con casi la mitad. El 99% se reparte el resto.

Una desigualdad imperdonable, una desigualdad sin justificación en el ámbito del humanismo. La riqueza extrema, la pobreza extrema. El COVID-19, como toda peste, saca a la luz lo mejor y lo peor de la humanidad. Lo mejor y lo peor.

Frente a multimillonarios que se han mostrado solidarios, donan voluntariamente, se ponen al servicio de la vida y el bienestar, están los otros: los individualistas acérrimos.

Después de cuatro meses de trabajo, finalmente el proyecto de aporte solidario a las grandes fortunas ingresó al Congreso de la Nación. Los sondeos indican que la amplia mayoría de la sociedad lo respalda.

“Estamos cansados de pagar impuestos”, precisó en las últimas horas una diva de la televisión que llegó a ser lo que es gracias a los argentinos, a los que hoy están padeciendo la situación. Una diva que se quiere ir del país para no “devolver” nada de lo que el público le brindó.

Es tan grotesco que no merece el menor análisis. Sin duda, somos un “país generoso”.

Le damos de comer al chancho.

 

“No es un impuesto, es una contribución”

El presidente Alberto se encargó de repetir hasta el cansancio que “no es un impuesto, es una contribución”. Increíble que el mandatario tenga que salir a explicar lo que a todas luces es más que evidente.

El aporte es por única vez y tiene destino: la compra y producción de material médico para combatir la pandemia del COVID-19, subsidios para las Pymes, la urbanización de barrios populares, equipar a YPF para producir y envasar gas natural y financiar el relanzamiento del plan Progresar para estudiantes.

Se estima que, con este porcentaje a las grandes fortunas, la recaudación rondaría los 300 mil millones de pesos.

Fondos que serían volcados al mercado interno para poner en marcha la economía.

Sin haberlo analizado, algunos diputados ya salieron a oponerse. ¿Por qué?

¿Están pensando en las próximas elecciones y llevando agua para su molino?

Sería penoso que así fuera. Pronto lo comprobaremos.

 

Los brotes psicóticos

Los brotes verdes son una metáfora utilizada para hablar de la recuperación económica. La frase fue una de las muletillas del Gobierno anterior. Los brotes verdes nunca llegaron, la crisis se agudizó.

Por si fuera poco, hizo su aparición invisible el COVID-19, emisario de La Parca y trajo en su equipaje otros brotes: los brotes psicóticos.

Sorpresivamente, o no tanto, dirigentes históricos vieron su razón atropellada. De su boca salieron frases delirantes: “Todo va a explotar en poco tiempo” (Ernesto Sanz). Y la más angustiante y desquiciada: “Golpe militar” (Eduardo Duhalde).

En 1983 recuperamos la democracia. Años durísimos, después del infierno vivido en la página negra de nuestra historia. Hace años dijimos “Nunca más”. Hay “muchachos creciditos” que no quieren entenderlo.

El Cambalache del siglo XXI sigue desplegando su “maldad insolente”, el atropello a la razón o la razón atropellada por la nave del coronavirus.

Los que echan leña al fuego no tienen cabida en el marco de una sociedad que, con todas sus falencias, va a defender el sistema democrático que supimos conseguir hace 37 años.

Un psiquiatra por aquí, por favor.

 

La deuda interna

La semana que pasó, el ministro de Economía Martín Guzmán celebró, con su personalidad onda Zen, el cierre del acuerdo con los acreedores privados. Más del 90% aceptó la oferta argentina. Un triunfo que echó por tierra las predicciones de los economistas que no pegaron una, que nos llevaron a la peor de las suertes, pero que siguen haciendo pronósticos apocalípticos frente a cada cámara de la TV del odio.

Esa manía de hablar de los que nunca construyeron nada. Lo decía Albert Camus: “La estupidez insiste siempre”.

Ahora, comienza la siguiente batalla. El equipo económico ya dio el puntapié inicial para llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

El Gobierno ya puso las cartas sobre la mesa. “No haremos ajustes, Argentina necesita recuperarse económicamente”. Nos preparemos para nuevas versiones apocalípticas de los “Chicago boys” desfilando por la tele o por los diarios.

Fue una semana movida y más movida será la que se viene.

Nuevos anuncios saldrán esta semana.

Nuevas medidas para que los brotes psicóticos florezcan y pongan de manifiesto su capacidad inventiva de teatro del absurdo.

Sigue vigente la frase, atribuida a Jorge Rial. Argentina, país generoso.

 

Clasificados 31 de agosto

“Llamo a la reflexión a la oposición, cuando incitamos el odio en la ciudadanía suceden estas cosas. Espero no pase a mayores porque es triste que esa sea la moneda corriente de estos debates”.

Anabel Fernández Sagasti, tras denunciar que por redes sociales habían amenazado de muerte a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.

 

“No he tenido conversaciones con legisladores de Juntos por el Cambio, pero hablé con diputados de otros bloques, que han recibido bien el proyecto y comparten el objetivo”.

Carlos Heller, sobre el proyecto de aporte solidario extraordinario

 

“Todos los senadores de la oposición nos estamos enterando de un montón de cambios. Hay casi 10 minutos de cambios del dictamen, entre los cuales hay un montón de creaciones de cargos”.

Martín Lousteau, sobre la reforma judicial aprobada en el Senado

 

“En lugar de construir un esquema federal y democrático con nuestra propia gente, los del PRO y los radicales, alimentamos a los caudillos del peronismo, que después compitieron contra los nuestros, les ganaron y, encima, terminaron aportando votos al modelo Fernández-Fernández”.

Ernesto Sanz, UCR

 

“No estoy exento de tener esos temas psicóticos, a mí me puede pasar. No me reconozco diciendo lo que dije. No es un brote psicótico, es un instante, es un desenganche de la realidad. Es como un flash”.

Eduardo Duhalde, sobre sus dichos de un posible golpe militar

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