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lunes, 2 de diciembre de 2019 · 11:30

El municipio, promotor de energía renovable junto a inversores locales

El proyecto de planta de energía fotovoltaica, que se pretende concretar en la ciudad de Villa María, es presentado en el marco de la normativa establecida por el Régimen de Fomento a la Generación de Energía Renovable a la Red Eléctrica del país.

El sitio elegido para su instalación es un predio rural ubicado en la intersección de las rutas nacional 9 y provincial 2, frente a la estación de EPEC, es decir próximo a una propiedad de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba, lo que representa un ahorro significativo en materia de transporte de energía.

La aprobación determinada por el Instituto Municipal de Promoción Industrial fija la participación consistente dentro de una unión transitoria de empresas con el 12% a su favor con la única inversión por parte del municipio de aproximadamente seis hectáreas y media.

Es relevante mencionar que el costo total de la inversión de dicha planta es de 20 millones de dólares, asegurándole al municipio por su participación la suma aproximada de nueve millones de pesos mensuales, suma similar a lo que recauda el municipio en concepto de tasa de servicio a la propiedad.  Además, dicha intervención del Estado local generaría una reducción del importe de energía para los consumidores villamarienses de un 40%. Cabe aclarar que la producción de la inversión sería aproximadamente un 50% del consumo de energía de Villa María.

Quienes nos encontramos considerablemente a favor de que las empresas de energía sean propiedad del Estado (nacional, provincial o municipal) estamos de acuerdo en la contribución del municipio en la empresa de energía renovable y, por lo tanto, en el proyecto de planta de energía fotovoltaica.

 Por último, luego de haber realizado las averiguaciones correspondientes del caso, llegamos a la conclusión de que están dadas las condiciones a partir de la legislación provincial y nacional vigente, de participar conjuntamente con una sociedad anónima constituida por inversores de esta ciudad en la construcción de la planta fotovoltaica con conexión a la red de 19,8 Mwac (megavatios de corriente alterna) situada, como ya fue mencionado anteriormente, en las proximidades de la ciudad de Villa María.

Roberto Battaglia - Red Ciudadana

 

 

La vida se coló en un museo

 Mientras el obispo de Villa María realizaba su oración al lado del rabino Eliahu Hamra (del Vaad Hakehilot) para dejar inaugurado el monumento a las víctimas de la Shoa y la remodelación del cementerio judío de la ciudad, yo me encontraba en la docta abriendo junto al rector de la Universidad Nacional de Córdoba y la legisladora electa Natalia de la Sota una jornada convocada por el Papa Francisco.

Sincronías curiosas y en espejo que me impidieron estar presente en aquel acto.

Sin embargo llegué a tiempo para participar del evento central de la jornada del jueves pasado, el 21 de noviembre: la inauguración del Museo Judío de Villa María.

Una multitud de familias esperaban entrar al recinto, encabezados por el intendente Martín Gill y Nora Bedano, la presidenta de la Agencia Córdoba Cultura.

También se hallaban allí los miembros de la Sociedad Israelita y del Instituto Bernardino Rivadavia, la entidad educativa más prestigiosa de la ciudad, un colegio de más de tres mil alumnos.

Cortamos las cintas, colocamos las mezuza junto a los dueños de casa (literalmente se encontraba allí el señor Calabres, un judío sefardí de 95 años, que cedió la propiedad dónde había nacido para este maravilloso emprendimiento) y pude explicar muy sucintamente lo que significa un Sefer Tora y una mezuza.

La obra del museo se hizo en paralelo con la construcción de un hermoso y amplio salón para uso escolar, haciendo del conjunto un espacio multicultural único, que ahorra recursos y potencia todo lo proyectado.

El museo es una pequeña delicia, hecho con un nivel de pedagogía y tecnología envidiable, y es pasible de ser visitado no solo presencialmente, sino también de forma virtual: esta quijotada fue liderada por nuestro querido Pablo Gornitz, quien junto a Yanina y a sus hijos no dejan de sorprendernos por su compromiso judaico, su compromiso social, su creatividad, su empuje y su generosidad.

Hay gente que cree que los museos son para mirar para atrás, pero no siempre sucede así.

En algunos pocos casos, y el de Villa María es uno de esos, también nos invitan a soñar para el mañana, a avizorar tiempos mejores en donde la integración respetuosa de la pluralidad sea una realidad cotidiana, y no haya que recordar ninguna de las tantas tragedias que nos enlutan como raza humana.

El final del video de presentación de este fantástico museo lo pone en evidencia con claridad y sin estridencias. Sucede cuando -con total desparpajo- se cuela la vida por cada intersticio. Un hecho que en este espacio, créanme, está completamente garantizado.

¡Kol hakavod! (#)  Marcelo Polakoff Rabino (#) ¡Bien hecho!

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