Los lectores también escriben - Cartas - Opiniones - Debates

Salud pública + privada, necesaria

Escribe: Roberto Cativelli

El sistema de cobertura medicas-asistenciales de nuestro país brindado por obras sociales sindicales, de dirección y prepagas (de cualquier procedencia: privadas, cooperativas, mutuales, otras...) es un sistema que ya “no lo soporta más” el ciudadano asegurado por varios motivos; el principal es su costo mensual, sumado a sus deficiencias en el sistema, pago de diferencias/plus, etc., además (en el caso de las prepagas) el que posee preexistencias queda “cautivo del sistema”; no puede cambiar de empresa por esto o por su edad, teniendo que soportar mayores costos (a pesar de su antigüedad...) y viendo por otro lado las promociones de estos conjuntos de reglas que tienen para captar a los “jóvenes” con cuotas mas económicas, es decir: “Un juego etario que se transforma en injusto y antisocial”.

Otro de los procesos que se torna injusto de esta modalidad (a mi criterio) es cuando sus números económicos/financieros no cierran (y vaya a saber el porqué de su motivo...), recurren al Estado para que las “asistan a través de algún fondo, que el Estado le tire un salvataje...”; y ahí nos podemos preguntar: “¿en qué quedamos?, si es un sistema privado, ¿por qué el Estado tiene que salir en su auxilio?”.

Y cuando le sumamos a esta paradoja que este sistema en nuestro país concentra a más de tres mil efectores (obras sociales, prepagas, sistemas provinciales...) y que “todos cobran su cuota”, pero que de esa inmensa torta de millones de pesos un importante porcentaje se escapa por el camino anormal, en vez de quedar para la sustentabilidad del sistema (valga la redundancia), en cambio van a parar para otra cosa, entre ellas: “Solventar estructuras no necesarias, sueldos a dirigentes/directores, gerenciamientos, jefaturas y resto del personal, grandes campañas publicitarias, etc.; esta forma de dar servicios prestacionales de salud existente así como está puedo asegurar que “es único y que sólo existe aquí en Argentina”, en ninguna parte del mundo esta modalidad de cobertura en salud funciona de esta manera y con tantos efectores porque “es carísima y deficiente”.

Y a causa de esta metodología los verdaderos promotores de brindar salud (ya sean clínicas, sanatorios, hospitales, centros de salud, profesionales médicos, bioquímicos, kinesiólogos, odontólogos y otros, sumado a todo el personal de estas estructuras, etc.) “son mal pagos”, cobrando fuera de término, algunos con muchísimos atrasos, y que por eso existen los hechos conocidos como “cobros de plus o diferencias arancelarias”.

Soy un convencido de que nuestro país necesita urgentemente un replanteo, un cambio total sobre esto, para que les sirva a todos/as por igual, utilizados por “los ricos, las clases medias, empresarios, monotributistas, empleados, jubilados e indigentes... a todos con una igual, única y universal cobertura médico-asistencial, donde lo público + lo privado unidos brinden esos servicios a toda la ciudadanía, y seguro que el aporte (a quienes les corresponde) será mucho menor que el de ahora y tendrá un mejor uso de aplicación para brindar una cobertura global y digna.

También estoy convencido de que se puede implementar correctamente, por vía del Ministerio de Salud Pública de la Nación, más la Superintendencia de Seguros de Salud y todos los involucrados en brindar la prestación sanitaria, sentados en una misma mesa de gestión y negociación que nos garantice entre la unión de lo público + lo privado construyendo para todos/as aquel viejo anhelo del recordado por siempre (hoy fallecido) expresidente de la Nación Dr. Raúl Alfonsín, que deseaba gestar “un seguro único universal” para dar cobertura igualitaria a todos los argentinos; esta sería una forma natural, socialmente solidaria y nacional que nos beneficie a todos/as por igual, como existe en la gran mayoría de los países del mundo que socialmente piensan en sus ciudadanos.

 

La viveza criolla

Como ejemplo para estos tiempos donde sufrimos la pandemia del coronavirus, doy a conocer lo que recibí de respuesta de mi prepaga (es una mutual) ante mi consulta de “cómo actuar ante una posible presencia de causas sospechosas del virus”; me responden que “por protocolo debo dirigirme a un 0-800 y de ahí al hospital público (en este caso, a nuestro querido y reconocido Hospital Pasteur).

La verdad que me dio mucha bronca, me puso de mal humor la respuesta recibida, porque estoy aportando una cuota mensual muy importante y resulta ser que el sistema que tengo “se lava las manos” y me dirigen a un “hospital público” para que me brinden el servicio (así de simple me lo dicen) más la aparatología, el kit (que es muy costoso) y la internación si fuera necesario; mientras tanto, el “sistema privado se evitó de pagar todos esos gastos” y yo me convertí (sin querer ser) en “una carga pública” y habiendo pagado el seguro para que el sistema privado me brinde el servicio; pregunto: “¿No les parece una injusticia social?”; el Estado “se hace cargo de todo ese gasto” y mi prepaga “no paga un centavo”...

La verdad que esto es “una tremenda injusticia”, así nunca podrá mejorar el servicio de la salud pública para que se lo brinden a quienes les corresponde: “A los que no tienen seguro de cobertura y también al indigente”.

Finalizo esta cronología de pensamiento pidiéndole a nuestro presidente de la Nación, Dr. Alberto Fernández, a los legisladores nacionales que analicen este sistema; se necesita una nueva ley que cambie el rumbo de esta importante e impostergable necesidad esencial y social como se lo merece la salud pública.

¡Es lo que yo pienso! Por una salud justa para todos/as, igualitaria y solidaria, yo apoyo la idea; ojalá alguien en lo político, que esté en el poder, comience a llevar a cabo este proyecto... ¡Que se haga justicia social!

Valorar noticia

0%
Satisfacción
100%
Esperanza
0%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

Comentarios