Psicología - Segunda parte

De la dificultad de vivir a la felicidad como un derecho

Escribe: Lic. Natalia Morandi / MP 5218 / Centro de Investigaciones y Estudios Clínicos de Córdoba

Una analizante se mostraba sorprendida tras una intervención de la analista quien ante su queja respecto del trabajo que le da vivir, le responde que sí, que la vida cuesta trabajo, pero que hay modos menos sufrientes, más vivibles de afrontarla. Vaya sorpresa para quien esperaba más bien una desmentida que la convenza de lo errado de su idea, al modo de pretender trocar la negatividad de ese pensamiento por un positivismo optimista.

La queja vinculada a la sensación de que al otro las cosas le cuestan menos es algo que escuchamos recurrentemente en el diván de los analistas. En esto podemos ubicar algo del funcionamiento de la sociedad actual, en la cual el imperativo del superyó opera como un imperativo de goce. A diferencia de la época de Sigmund Freud en que el superyó era concebido como un sistema de interdicciones, la actual es una época de la promoción del imperativo de satisfacción como regla en la civilización, que se manifiesta en el empuje al goce, la exigencia de obtener la máxima calidad de vida, una satisfacción plena y absoluta.

Lo anterior se evidencia también en las promesas de felicidad de la publicidad, discurso típicamente capitalista que lleva al sujeto a creer en la fantasía de satisfacción, la idea de que en algún momento encontrará un objeto que lo colme, la creencia de que ese objeto idílico existe y que en el consumo que se ofrece del mismo radica la clave de lo que se desea. La publicidad grafica la noción de que el lenguaje construye la realidad, y se aprovecha de que el sujeto está siempre buscando una satisfacción que no encuentra. Así, en el consumo el mercado ofrece, cada vez, la promesa de que eso es lo que nos falta para ser felices. En este sentido, Jacques-Alain Miller dice que la publicidad ha abierto un espacio indeterminado a la voracidad, lo cual se vislumbra en una manera de gozar que toma la forma de la adicción, al modo de “tú tienes derecho a gozar de cada producto que te ofrece el mercado, ¿por qué no podrías acceder a eso?”.

En otras palabras, la biopolítica neoliberal nos permite pasar de la sociedad de la disciplina a la de la permisividad, y de la represión a la adicción; del hambre a la obesidad y a la dieta. En la misma línea, la adicción a la comida, al sexo, al trabajo o a correr maratones son consonantes con la búsqueda del placer llevada al extremo.

Gustavo Dessal, psicoanalista de la orientación lacaniana, plantea que la historia de la humanidad oscila entre el principio del placer y el principio de realidad, que lo modula. Siendo que hoy se vive en el apogeo del placer sufrimos tanto o más que en otras épocas, en tanto ya no vemos la felicidad como una aspiración sino como un derecho, y eso no puede sino frustrarnos. Hoy creemos que si no somos felices es porque hacemos algo mal.

En definitiva, cada época tiene su impronta, sus síntomas propios, su manera de sufrir y de sentir placer, de gozar -en el sentido lacaniano, tanto de un modo vivificante como mortificante-. Hoy nos encontramos con nuevas modalidades de goce, la ausencia de represión y lo que retorna como un impulso, como un empuje a gozar sin límite, es lo que muchas veces lleva a lo peor, a lo irrefrenable de los excesos y con ello, incluso, hasta la muerte. Nadie escapa no sólo a la subjetividad de su tiempo, sino a los síntomas inherentes.

En la actualidad, ante lo que no marcha, la oferta que prima es la que alude a los tutoriales que nos guían para conseguir todo cuanto imaginemos, a un listado de tips, pasos o recetas mágicas respecto de cómo alcanzar el éxito deseado -en el menor tiempo posible-; indicaciones de manual, homogeneizantes y universalizantes que aluden a todos los individuos por igual, sin distinción alguna. He aquí una diferencia fundamental del psicoanálisis con relación a la ciencia, las terapéuticas y otras prácticas. La clínica analítica es una clínica del funcionamiento, del caso por caso, una praxis que se interesa por despejar la singularidad de cada quien, procurando ubicar no sólo la raíz del malestar subjetivo, sino también qué es lo que funciona a cada sujeto en la aspiración de cierta satisfacción de vivir.

(Fin de la serie)

100%
Satisfacción
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Esperanza
0%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

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