Obesidad y salud mental

La gordofobia y las falsas creencias en torno a la obesidad

La licenciada en Psicología, Nadia Quevedo, reflexiona sobre esta enfermedad

Si bien este término busca visibilizar los problemas de discriminación y estigmatización que sufren quienes padecen un marcado exceso de peso, se suele pasar por alto que la obesidad es una enfermedad y no una cuestión estética o una elección personal.

Hablar de gordofobia puede contribuir a perpetuar una mirada equivocada y alejada de la realidad.

La obesidad es una enfermedad crónica, multicausal, pero que se puede tratar con resultados exitosos.

El propio término autodiscrimina a quien padece obesidad, lo aísla y hasta incluso le genera cierta barrera de acceso a los tratamientos, por la falsa creencia de sentirse una persona rechazada y no una persona con un padecimiento.

La persona con obesidad no decide serlo.

Desde hace algunos años, Argentina tiene legislación vigente que permite el acceso y la cobertura del tratamiento adecuado de la obesidad.

Es necesario abrirse a la posibilidad de que se entienda que la obesidad es una enfermedad tratable con una resolución posible si se aborda interdisciplinariamente desde las áreas de nutrición, clínica, quirúrgica, psicoemocional y actividad física. Partiendo del cambio de estilo de vida como eje para mejorar la condición de salud o bien acceder a la cirugía bariátrica como el método más efectivo para tratarla.

El estigma y la discriminación de las personas con obesidad perduran y se dan no solo en el ámbito social, sino también en el escolar, laboral, médico y hasta en el ámbito familiar.

Es necesario un cambio con  relación a la representación social que se tiene de quien padece obesidad. En la actualidad, las redes sociales y los medios de comunicación ponen ejemplos de mujeres y hombres con una estética casi perfecta, incluso quienes no padecen obesidad creen que tienen que llegar a esos estereotipos propuestos, dejando de lado todos los pilares que hacen alcanzar un estado de salud óptimo.

La manera en la que hablamos sobre nuestros cuerpos influye en cómo experimentamos nuestros cuerpos. Usar palabras como “gorda” de forma peyorativa afianza la vergüenza corporal dentro de nuestra psiquis, e influye en cómo vemos y tratamos a los cuerpos gordos.

Decir que “estoy gorda” es (y debería ser) lo mismo que decir que llevo zapatos negros, que las nubes son esponjosas o que Bob es alto. No es ni bueno ni malo, simplemente es así. La única negatividad que lleva esta palabra es lo que se ha construido alrededor de ella. Necesitamos parar el odio que nuestro mundo conecta con la palabra “gorda”.

La concepción de belleza hegemónica está muy relacionada con el peso, desde una persona muy delgada hasta una persona con kilos de más son miradas como fuera de lo estéticamente correcto. Y la persona frente a ello, con la ilusión de la imagen perfecta, está dispuesta a acceder a cualquier cosa y a cualquier costo en salud.

Por ello, hay que entender que la eliminación de los kilos de más no es mágica. La patología no se trata si no se tratan antes los cambios de hábitos.

Ojalá pudiéramos adoptar una mirada más humanizada hacia quienes tienen un padecimiento de salud, porque están a nuestro lado en lo cotidiano. En la familia, el trabajo, la escuela y en el consultorio. Practicamos la responsabilidad cuando estamos dispuestos a reconocer el impacto que tienen en otras personas nuestras palabras y acciones. De la misma forma, las palabras y comportamientos de otras personas pueden tener un impacto en nosotros. La manera en la que respondemos a las situaciones es a menudo un reflejo de nuestra propia trayectoria vital.

Licenciada Nadia Quevedo - Psicóloga - MP 4.753

Integrante del Equipo Interdisciplinario de Obesidad Clínica San Martín y Clínica de Especialidades

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